Luego de dos años de confinamiento debido a la pandemia por COVID-19, el Gobierno Municipal que encabeza Mauricio Trejo Pureco, promovió la reactivación de la tradición sanmiguelense del ‘Santo Entierro’.
Con 309 años de tradición, la expresión religiosa más antigua de San Miguel volvió a las calles este Viernes Santo, donde más de 500 participantes, entre mujeres, hombres y niños, expresaron su fe en este ritual emblemático de la Semana Santa, también conocido como “La Procesión del Silencio”.
“La procesión volvió a la normalidad, es la más antigua en San Miguel de Allende. Tiene imágenes muy bonitas y la participación de la sociedad sanmiguelense. Ahora no es tan elitista como fue en su momento, participan muchas personas… como tradición religiosa es importantísima y tiene muchas cualidades y como fenómeno social o hasta como espectáculo. Sigue siendo una de las procesiones más solemnes”, detalló el director de Cultura y Tradiciones, Acacio Martínez.
Entre un ambiente con olor a manzanilla, mastranto e hinojo mezclado como incienso, el ‘Santo Entierro’ regresó a las calles de San Miguel para revivir la peregrinación de la Virgen de la Soledad y de Jesús hasta encontrarse en dicho oratoriano; este acto ha cautivado a familias por generaciones y a miles de visitantes; algunas ediciones se han llevado a cabo al interior del Oratorio por parte del patronato organizador, estos últimos dos años como medida sanitaria de prevención contra la COVID-19 y en otros momentos por la persecución religiosa denominada en la historia de México como la “guerra cristera”.
Esta tradición retomó su recorrido tradicional del Circuito Mayor del Oratorio por el centro histórico, el ‘Santo Entierro’ salió del templo del Oratorio, avanzó por las calles Pepe Llanos, Mesones, Juárez, San Francisco, Plaza Principal Norte (frente a Palacio Municipal), Hidalgo, Mesones, Pepe Llanos, para regresar al Oratorio; durante el recorrido se tienen momentos de oración que se realizan con el contingente detenido completamente.
Participan los padres del templo del Oratorio bajo palio (telar sacro que viste la imagen de la virgen de la Soledad), personalidades distinguidas de la comunidad religiosa y fieles; en la época colonial y posteriormente en el México libre, los alcaldes mayores del gobierno portaban dicho palio.
“Esta es una procesión con mucho sabor al San Miguel antiguo, al San Miguel original. Conserva por supuesto las imágenes, las costumbres, los cantos y entonces todo aquello hace una imagen muy espacial. Además de lo que ves, de lo que oyes, hay un aroma muy especial, propio nada más de ese momento en San Miguel. Es casi único”, agregó Martínez Rodríguez.
Este ritual de veneración al Señor del Santo Entierro se envuelve en un ambiente solemne por el silencio y respeto de los participantes y espectadores, además de la colección de cantos tradicionales de los sacerdotes oratorianos, que casi durante toda su historia han sido interpretados por músicos sanmiguelenses y algunos otros por una orquesta de Valle de Santiago; este 2022 nuevamente la música sacra estuvo a cargo solo por músicos locales.