Por Mtro. Manuel Delgado / @MtroDelgado
La proyectiva, como ciencia de las causas técnicas, económicas y sociales, y la previsión de situaciones futuras, determinaría ya, una inmediata intervención del Gobierno Municipal en el tema social por la celebración religiosa más importante de Irapuato y de todo México: las peregrinaciones al templo de la Virgen de Guadalupe.
Esta tradición, concentra a casi 200 mil fieles locales y foráneos, con la instalación, agregada de unos mil 800 comerciantes.
El tema de la pandemia por Covid-19 y el semáforo epidemiológico en amarillo, con una cada vez mayor apertura a la movilidad para la reactivación económica, obliga a la alcaldesa, Lorena Alfaro García a estudiar bien el tema y tomar medidas antes del “cuarto para las doce”.
No es un problema menor, considerando la exposición a la que estaría la zona recién “modernizada”, en las que se invirtieron 59 millones de pesos, tan solo en el primer tramo del Bulevar Díaz Ordaz a la avenida Guanajuato.
Con este aforo de personas, en estos 750 metros lineales, que implicó la sustitución de pavimentos, banquetas, colocación de mobiliario urbano, alumbrado, cruceros con sistemas de semaforización, paradas de transporte público, así como la colocación de 800 metros cuadrados de microfibra para los jardines, no está a salvo la costosa obra, amén de la ocupación de espacios físicos por los líderes de comerciantes que pelearán a “sangre y fuego” por su hegemonía.
De verdad que se viene un reto colosal para la nueva administración municipal, ya que, si se abre la zona a las peregrinaciones o no, se estará en la posición del cohetero: Si les sale bien, les chiflan, si les sale mal, también.
En esa zona el proyecto de obra implicó respetar el arbolado urbano, pero además la colocación de nuevos espacios verdes, los cuales, ante la muchedumbre, estarían en serio riesgo.
Tema a parte es la consideración de las medidas de prevención sanitaria, como de la sana distancia y el uso de cubrebocas y gel que, por supuesto, sería prácticamente imposible de controlar, con los consecuentes riesgos de un nuevo pico en los niveles de contagios de Covid y por supuesto de muerte.
El espacio que tradicionalmente ocupan los comerciantes durante esta celebración religiosa es la de 750 metros lineales que van desde la glorieta del puente de Guadalupe, en el bulevar Díaz Ordaz y concluye en el cruce con la avenida Guanajuato. Este espacio, ya insuficiente y altamente vulnerable en su conservación, obligaría a las autoridades municipales a habilitar el espacio de la Calzada, entre la calle Guanajuato y Pípila para aligerar el aforo de personas en la zona “modernizada” y reordenar la instalación de comerciantes, limitando el poderío hegemónico de algunos cuantos líderes qué son quiénes finalmente salen ganando.