Liderazgo resiliente

Por: Rodrigo Enrique Martínez Nieto / @roymnieto *

*“No hay vacuna para el liderazgo incompetente”, Tomas Chamorro

La profunda crisis humanitaria que estamos viviendo nos enfrenta a dos fuerzas que generan un alto nivel de estrés: incertidumbre, la sensación de que no tenemos toda la información; y la ambigüedad, el temor de no saber cuál resultado esperar.

Y aunque el tema del liderazgo ha sido ampliamente explorado, resulta necesario volver a cuestionar el modelo vigente que no responde a las necesidades actuales y futuras.

Los grupos sociales que conforman las personas en toda la esfera colectiva implica necesariamente interrelaciones donde cada sujeto aporta distintas perspectivas y cargas culturales a los sistemas en los que participa.

Desde esta lógica, todos los seres humanos son líderes, ya que todos nacemos con la capacidad de tomar decisiones y, mediante ellas, ejercer una influencia en los demás.

En el sistema político, social y económico Pre Pandemia, el paradigma del liderazgo  representaba a aquellos individuos que eran capaces de triunfar en un ambiente de competencia desmedida, autosuficiente, ganador, de haber alcanzado ese lugar por méritos, producto de la cultura del esfuerzo y la movilidad social.

Un sujeto ególatra, potenciado ahora por las redes sociales, capaz de lograr resultados haciendo uso de los recursos disponibles para hacerlo de manera eficiente y eficaz.

Por supuesto, este perfil se queda muy corto para afrontar el tamaño del reto que tenemos frente a nosotros.

Se deben tener líderes capaces de repensar y recrear el mañana

Se necesita una nueva generación que sea capaz no solo de adaptarse a los cambios sino de liderar un profundo proceso de transformación que implique todas las dimensiones de la vida como la conocíamos.

No hablo solamente del mercado laboral y los trabajos del futuro, sino líderes que se asuman como constructores de una nueva utopía social y cultural, capaces de repensar y recrear el mañana.

La primer lección que nos arrojó la pandemia por COVID-19 fue un ejercicio de humidad significativa.

Ante la gran arrogancia que nos implicaba la velocidad con que se conseguían avances tecnológicos, de pronto recordamos que somos seres vulnerables y frágiles y que no somos una especie superior sino parte de un ecosistema vital donde cada elemento contribuye a la supervivencia en un extraordinario equilibrio.

Para qué conquistar Marte si no podemos resolver el problema del agua en nuestro Planeta o la distribución de la vacuna de manera justa para todos?

Si la resiliencia significa la capacidad de adaptarse a momentos difíciles y a entornos cambiantes; un líder resiliente, por definición, sería aquel capaz de motivar a los demás a abandonar sus viejos esquemas de pensamiento y aceptar el movimiento.

En el libro Pedagogía de la Esperanza (1992), Paulo Freire expone que “la esperanza es una necesidad ontológica”; por lo que mi aportación al Liderazgo Resilente incluye, además de lo descrito anteriormente, la capacidad de inspirar e innovar desde una nueva esperanza y sueños.

Un líder Pos Pandemia debe ser capaz de dotar de un nuevo propósito para su comunidad local integrando una visión holística, dinámica, responsiva, abierta a nuevas ideas y pespectivas.

Que entienda que en momentos así, inciertos y ambigúos, la peor decisión que se puede tomar es NO HACER NADA y esperar que las aguas vuelvan a su nivel.

En la Nueva Era donde el paradigma del crecimiento se transforma por el de Bienestar;  los valores, las habilidades y actitudes (Human Skills), agregan más valor a la sociedad que los conocimientos adquiridos para un mundo que ya no existe.

Un líder resiliente tiene que tener la habildad de deconstruir y reconstruir para una visión prospectiva que otorgue el sentido de una utopía posible pero no ingenua; producto de una reflexión crítica e incluyente y no desde una mentalidad positiva y de automotivación; capaz de diseñar sistemas de pensamiento complejo capaces de pensar, repensar, comunicar y aprender sobre la marcha y no desde estructuras tradicionales basadas en el carisma o la confianza en sí mismos.

Como nadie tiene las respuestas, en un mundo sobrado de medios, hacen falta personas que imaginen nuevos fines, basados en conceptos como la sostenibilidad, la creación y aportación de valor, cooperación, cocreación, innovación, humanismo y trascendencia generacional.

Vale la pena preguntarse entonces, quiénes de nuestros líderes actuales están listos para asumir este desafío y reinventarse en este nuevo modelo?

No puedo dejar de lado el hecho de que hemos llegado ya a un año del cierre total de escuelas. Es una tragedia. Como refiere la UNESCO, “cada día cuenta”.

#AbreMiEscuela

 

*Rodrigo es Licenciado en Administración Financiera (ITESM´04), Maestro en Administración (UG’07) y Doctor en Ciencias del Desarrollo Humano (UNIVA’15).

De 2009 a la fecha ocupa la rectoría de la Universidad Santa Fe, A.C., institución educativa de gestión privada ubicada en la Cd. De Guanajuato Capital

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