Grandes esperanzas

Por: Alejandro Gómez Tamez*

Se siguen publicando datos respecto al desempeño económico de las diversas naciones durante el 2020. De igual manera, diversos organismos internacionales han hecho públicos sus pronósticos respecto a lo que esperan en materia de crecimiento económico para el 2021, y a juicio de un servidor, muchos de estos pronósticos son demasiado optimistas a la luz de la forma cómo está creciendo el número de contagios de Covid-19 en el mundo, los cierres de actividad económica que se han prolongado desde diciembre de 2020, así como el muy lento despliegue de vacunas a nivel global.

Hay grandes esperanzas puestas en el 2021. En este contexto, esta entrega está estructurada en dos partes: primero, analizamos el desempeño de algunos países desarrollados durante 2020, así como sus perspectivas de crecimiento 2021; en la segunda parte, abordamos lo que sucedió en México y damos cuenta de los principales pronósticos para el 2021.

Economía mundial

El pasado 28 de enero, la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos (BEA por sus siglas en inglés) dio a conocer el dato del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de dicho país en el cuarto trimestre y la totalidad del 2020. ¿Qué tan terrible fue el 2020 para nuestro vecino del norte? Esto depende de cómo lo midamos. El PIB anual cayó un -3.5% con respecto a su nivel de 2019, lo que constituye la mayor caída desde 1946, el año posterior a la conclusión de la Segunda Guerra Mundial. En 2020 la mayor parte de la caída del PIB estadounidense se produjo en el primer semestre, ya que el valor de la producción del cuarto trimestre bajó sólo un -2.5% respecto al año anterior.

En una nota publicada en el Wall Street Journal se hace una relación interesante de la disminución del PIB de EE.UU. con la evolución del empleo en dicho país y señala que no obstante el repunte en la actividad en la segunda mitad del 2020, las nóminas no agrícolas en el cuarto trimestre disminuyeron un -6% con respecto al año anterior. Esta divergencia sin precedentes entre la producción y el empleo refleja el impacto desproporcionado de la pandemia en los sectores intensivos en mano de obra como los restaurantes, hoteles, servicios turísticos, actividades recreativas, entre otros en los que la remuneración y la productividad son bajas.

Estados Unidos no ha sido el único país que ha reportado datos preliminares de desempeño del PIB en 2020. A comienzos de la semana que recién termina, se informó que la economía de Corea del Sur sufrió una contracción de -1.0% en 2020. Esta cifra bajo condiciones normales sería un gran fracaso, pero en 2020 es una señal de resiliencia, ya que ésta caída se espera que sea de las más pequeñas entre las principales economías mundiales.

La fuerza económica relativa es evidente en Asia, donde China terminó el año con un crecimiento positivo del 2.3% y Vietnam con un 2.9%. Se espera que Taiwán registre una expansión del 1.9%. ¿Qué fue lo que hicieron estos países para tener un buen desempeño en un año tan complicado como el 2020? De acuerdo a diversos análisis, la clave estuvo en la importancia relativa de su gran industria manufacturera (a los servicios les ha ido peor que a la industria), una base de compras en línea (e-commerce) bien establecida y fuertes medidas sanitarias de respuesta a la pandemia.

Contrario a lo que sucede en Asia, el panorama ha sido mucho más complicado en Occidente. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), se espera que en 2020 el PIB de Alemania haya caído -5.5%, el de Brasil -6.0%, el de Canadá -5.4%, el de Francia -9.1%, el de Italia, -9.1%, el de Rusia -4.3% y el del Reino Unido -11.2%. El panorama para muchos de estos países no es muy alentador en el arranque de 2021 ya que el aumento de las infecciones por Covid-19, desde finales de 2020, motivó a varios gobiernos a volver a imponer restricciones a las empresas y las actividades sociales, a la par de que la aplicación de la vacuna ha sido lento. Si bien muchos fabricantes europeos han aprendido lecciones de los cierres de la primavera de 2020 y han logrado mantener las fábricas en funcionamiento en esta ocasión, los consumidores y las empresas siguen siendo cautelosos, lo que merma el gasto de consumidores y la inversión privada.

Una vez que pase lo peor en términos de contagios se pueden esperar mejores cosas. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía mundial se está preparando para una fuerte recuperación de la pandemia en 2021. Según sus pronósticos, el PIB mundial crecerá 5.5% este año (una mejoría respecto del pronóstico de 5.2% hecho en octubre). La materialización  de esta perspectiva depende de que se aumente el ritmo de vacunación y se mejoren los tratamientos contra el Covid-19. El pronóstico supone “una amplia disponibilidad de vacunas en las economías avanzadas y algunas economías de mercados emergentes para el verano de 2021 y en la mayoría de los países para la segunda mitad de 2022”.

La OCDE estima que en 2021 la economía de Alemania crecerá 2.6%, la de Brasil 3.5%, Canadá 3.5%, Estados Unidos 3.2%, Francia 6.0%, Italia 4.3%, Rusia 2.8% y el Reino Unido un 4.2%. Como se puede apreciar estas tasas de crecimiento dejarán a todos estos países con niveles de PIB por debajo de los que tenían en 2019 ya que las tasas de caída fueron mayores (en valores absolutos), además de que estas tasas de incremento parten de una base mucho más baja.

Economía de México

El INEGI recién publicó el dato de la estimación oportuna del PIB del 2020 y éste arrojó que el valor de la producción de bienes y servicios en dicho año se desplomó -8.5% (cifra idéntica a la que predijimos en nuestro editorial del 27 de septiembre). Esta cifra se suma al pésimo desempeño observado en 2019 cuando la economía mundial crecía y nosotros caímos -0.03% con cifras revisadas por INEGI. La caída económica de México en 2020 es el peor tropiezo de la economía nacional desde 1932 y hace palidecer las caídas del PIB registradas en las crisis económicas recientes (-4.5% en 1983, -3.73% en 1986, -6.25% en 1995 y -5.28% en 2009). Cabe señalar que la tasa de caída del PIB del comparativo del cuarto trimestre de 2020 respecto del mismo trimestre de 2019 fue de -4.6%, lo que indica cierta “recuperación” económica.

La falta de apoyos gubernamentales a empresas y familias, las pésimas señales enviadas que ahuyentaron la inversión privada en México provocaron que en el balance del año 2020 hayamos retrocedido a un nivel de PIB real similar al de 2015.

Los datos del desempeño del PIB mexicano en 2020 nos ubican en una situación similar a la de Italia, pero con la enorme diferencia de que aquí no hay un estado benefactor que le otorgue un seguro de desempleo a las personas que han perdido su fuente de ingresos. Tampoco contamos con una banca de desarrollo ni comercial que haya salido a prestarle a las empresas a tasas preferenciales en aras de mantenerlas a flote. Es por ello que la recuperación económica de México tardará mucho más, ya que el proceso de empobrecimiento de mucha de la fuerza laboral, aunado a la enorme destrucción de capital, serán grandes obstáculos a superar antes de retomar el nivel de PIB y de vida que se tenía en el país en el 2019.

Las estadísticas de INEGI  de cierre de 2020, dan cuenta de que la tragedia en materia de empleo continúa. En el último mes del año 2020 la Tasa de Participación Económica fue de 56.4% respecto a la población de 15 años y más, mientras que la población ocupada resultó de 52.8 millones de personas. En dicho mes la Tasa de subocupación fue de 14.2% de la población ocupada, la ocupación informal ascendió a 29.5 millones de personas, al tiempo que la Tasa de Informalidad Laboral 1 (TIL1) se situó en 55.8% de la población ocupada.  Finalmente, la población desocupada de 15 y más años, representó el 3.8% de la PEA, porcentaje que equivalente a 2.1 millones de personas en diciembre de este año. Todos estos indicadores denotan un deterioro respecto de la situación  de hace un año.

¿Y qué se espera para el 2021? En un comunicado francamente increíble, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que el PIB mexicano crecerá 4.3% este año, impulsado básicamente por la demanda externa a través de las exportaciones a los Estados Unidos, nación que el FMI proyecta que crecerá 5.1%.  La razón por la cual afirmo que las cifras del FMI son increíbles es porque básicamente deja a la economía estadounidense todo el arrastre para México a través del sector exportador, el cual tendría que arrastrar al resto de la economía.

En el entendido de que las exportaciones a Estados Unidos representen el 28% de nuestro PIB, un aumento de las exportaciones hacía dicho país de un 10% impulsarían nuestra economía en 2.8 puntos porcentuales. ¿De dónde van a salir los otros 1.5 puntos de crecimiento si la inversión privada está colapsada, difícilmente aumentará el gasto público en términos reales y el consumo pudiera crecer un 2% en términos reales?  La realidad es que el planteamiento del FMI es demasiado optimista en un contexto en el que la pandemia del Covid-19 sigue fuera de control, parte de la actividad económica en el centro del país sigue detenida y no hay avances significativos en el proceso de vacunación. De acuerdo a nuestro modelo econométrico, el crecimiento del PIB de 2020 para México estará más en el orden de 3.2%. Veremos si el tiempo nos da la razón.

Director General GAEAP*

alejandro@gaeap.com

En Twitter: @alejandrogomezt

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll to Top