Cristóbal Colón será sustituido por una réplica de la joven de Amajac

El conjunto escultórico de Cristóbal Colón será sustituido por una réplica de la joven de Amajac, pieza prehispánica que está catalogada como la primera escultura femenina.

Se trata de una escultura que fue hallada por habitantes de la comunidad de Hidalgo Amajac, Veracruz, que mide casi dos metros de altura y que actualmente forma parte de la exposición La Grandeza de México, que se presenta en el Museo Nacional de Antropología con motivo de los 500 años de la caída de Tenochtitlán y el bicentenario de la consumación de Independencia.

“Quedará en esta glorieta ‘La Joven de Amajac’ y damos las gracias a la comunidad de Hidalgo Amajac, en Veracruz, por esta posibilidad”, ha dicho. “Queremos también decir que representa a las mujeres, pero en particular a las mujeres indígenas, su lucha y lo que representan en la historia de México”, ha agregado.

Con esto, quedó desplazado el proyecto anunciado originalmente de una cabeza olmeca de nombre Tlali, que generó polémica debido a que sería diseñada por un hombre y sin un proceso de consulta ni mediación del Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos de la Ciudad de México.

De acuerdo con el INAH, el “buen estado de conservación (de la joven de Amajac) permite observar sus rasgos y su espiga, elemento que permitía contemplarla erguida. Luce un rostro pequeño, ojos abiertos y huecos, con un tocado alto, un collar al centro (conocido como oyohualli), del cual se distingue un adorno en forma de gota, un torso ataviado con una camisa de mangas largas y una falda que llega hasta los tobillos, revelando un par de pies desnudos”.

“Es un monumento, es una belleza cultural, pero también representa una justicia histórica y social en nuestro país: reconocer a las mujeres indígenas que nos dieron patria”, ha argüido, en el marco de los actos por el Día de la Nación Pluricultural.

Detalló que la obra está elaborada en roca caliza y mide 60 centímetros en su parte más ancha y alrededor de 25 centímetros de grosor. Luce un rostro pequeño, ojos abiertos y huecos –“los cuales debieron estar rellenos con incrustaciones de obsidiana u otra piedra”–, con un tocado alto, un collar al centro del cual se distingue un adorno en forma de gota, conocido como oyohualli, un torso ataviado con una camisa de mangas largas y una larga falda que llega hasta los tobillos y revela el par de pies desnudos.

Con información de: El Universal, Forbes y 20 minutos.

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