Por: Alejandro Gómez Tamez / @alejandrogomezt *
Durante muchos años, prácticamente desde que en 1971 Richard Nixon acabó con el sistema financiero mundial creado en Bretton Woods en 1944, el cual establecía las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo, se han escrito innumerables artículos y ensayos respecto de la debacle del dólar estadounidense como moneda de reserva. Dichos escritos se volvieron más frecuentes a raíz del enorme crecimiento de la oferta monetaria en Estados Unidos (usted recordará el quantitative easing QE) tras la crisis hipotecaria del 2008 y ahora con la crisis generada por el virus chino del Covid-19 (con una descomunal monetización de la deuda pública).
Y es que los gobiernos de todo el mundo implementaron enormes programas de estímulo para combatir el daño económico causado por el Covid-19. Estos programas asignaron miles de millones de dólares en pagos directos, exenciones de impuestos, subsidios comerciales y otros alivios. El tamaño y la escala de estos programas provocaron que muchos gobiernos tengan déficits presupuestarios mucho más altos de lo normal. Pero, ¿cómo financiaron estos déficits? Una forma, que algunos consideraron anatema para el mandato de estabilidad de precios de un banco central, volvió a ser el centro de atención a medida que avanzaba la crisis: la monetización de la deuda soberana.
En este sentido, recién leí un artículo de Matthew Piepenburg, publicado el 31 de marzo en GoldSwitzerland.com y titulado “Cómo se perdió Occidente: una moneda de reserva mundial vacilante”, y en él se detalla cómo es que el sistema financiero occidental y el dólar estadounidense, la moneda de reserva mundial, ahora están en un franco declive.
El autor comienza señalando que hace apenas dos años, él escribió un libro advirtiendo que los mercados occidentales en general, y los mercados estadounidenses en particular, estaban en la ruta para comenzar a fallar. Y pues de hecho, ahora, en tiempo real, vemos que ya están fallando. Esta dura realidad no tiene tanto que ver con el virus chino del Covid-19 o la guerra en Ucrania, sino más bien con una fuerza simple, que los mercados eufóricos y los gobernantes/políticos negligentes han estado ignorando durante décadas, a saber: la deuda.
En un esquema en el que Estados Unidos crea dinero de la nada, solamente intercambiando bonos del Tesoro por efectivo, en el que las deudas gubernamentales se monetizan. Es que tantas veces se ha repetido que la deuda destruye naciones, sistemas financieros, mercados y monedas. Siempre y cada vez esto ha sucedido.
Como vemos en esta entrega, el sistema financiero inflacionario ahora está fallando (y que mejor muestra de sus fallas al ver las tasas de inflación de precios al consumidor más altas en 40 años y una descomunal e imparable inflación de activos desde 2008) porque sus niveles de deuda lo han vuelto incapaz de generar crecimiento económico, reaccionar con sensatez o sostener sus adicciones crónicas a la deuda de forma natural. Es una realidad, sin aumentar su deuda Estados Unidos no podría crecer, lo cual derrumbaría a la economía mundial.
La evidencia de esto está literalmente en todas partes, desde la Reserva Federal, hasta el Petrodólar y el mercado de bonos, hasta el precio del oro. A continuación se analiza el tema
La Reserva Federal: No quedan mejores escenarios
El Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) se ha puesto a si misma, y por lo tanto a los mercados financieros y a la economía de EE.UU., en un rincón demasiado predecible y en una encrucijada históricamente peligrosa. Si gira hacia la izquierda (es decir, más impresión de dinero/liquidez) para proteger la enorme burbuja de toda clase de activos, se enfrentará a un mayor problema inflacionario; y si gira a la derecha (y sube las tasas de interés o comienza a reducir su hoja de balance), desatará el infierno en los mercados.
¿Cómo es que se llegó a esta encrucijada? Fácil: Décadas de tasas de interés excesivamente bajas artificialmente, crédito barato y una deuda soberana que alcanzó los 30,000,000,000,000 (30 billones de dólares) de proporciones sin precedentes (e insostenibles).
El moribundo mercado alcista de bonos
Con gran parte de esta deuda indeseable sobre su espalda nacional, nadie más que la Reserva Federal comprará los bonos emitidos por el Tío Sam. Como resultado, los bonos del Tesoro a largo plazo están cayendo en precio y aumentando en rendimiento, a medida que Bloomberg nos recuerda que estamos en la peor caída de precios de los bonos globales en 20 años.
En resumen, el mercado alcista de bonos, creado por el banco central durante las últimas cuatro décadas y fracción, ahora está cayendo sobre sus rodillas. Irónicamente, el único camino hacia una mayor demanda de bonos es si el mercado de valores se derrumba por completo y los inversores bursátiles huyen ciegamente hacia los bonos, como pasajeros que buscan botes salvavidas en el Titanic.
Pero los bonos y las acciones pueden caer juntos, a menos de que sean salvados por la impresión de más dólares devaluados por la inflación más alta de los últimos 40 años.
Pero como nos lo recordó dolorosamente el “crash” del Covid de marzo de 2020, en un mundo de burbujas inflacionarias de todo tipo de activos, impulsadas por los bancos centrales, las acciones y los bonos históricamente sobrevaluados pueden y caerán juntos a menos que la Reserva Federal cree otro bote salvavidas con una emisión multimillonaria de dinero, que acaba con la fuerza inherente de los dólares en su posesión.
Por lo tanto, una y otra vez: no quedan buenas opciones, y la FED debe elegir entre inflación o una implosión del mercado.
Fantasía y deshonestidad – La nueva política
Pero esto nunca ha impedido que la FED finja lo contrario o trate de confundir para cubrir sus pecados monetarios. A pesar de casi un año de mentir deliberadamente respecto a que la inflación sería “transitoria”, la FED se tragó el poco orgullo que le quedaba y admitió que hay un problema inflacionario real en los Estados Unidos.
La Reserva Federal, junto con los políticos económicamente ignorantes, esencialmente han regresado a los EE.UU., que alguna vez fue un gran país desarrollado, a uno con una conducción monetaria que se asemeja a la de un país en desarrollo. En otras palabras, el “sueño americano”, así como el excepcionalismo estadounidense, están siendo degradados a una especie de tragicomedia en tiempo real.
Sin embargo, el siempre doble discurso del presidente de la FED, Jerome Powell, se está duplicando en más fantasías (mentiras) sobre el aumento de la participación laboral y el crecimiento del PIB, como las medidas que ayudarán a “sacar” a los EE.UU. del agujero de la deuda y la inflación que la pala de Alan Greenspan abrió hace muchos años, durante los tiempos “exuberantes”. Pero Powell está equivocado.
Participación laboral – La más reciente fantasía
Basado en datos demográficos simples, la falta de interés por los bonos de EE.UU., los crecientes déficits comerciales (junto con el aumento del gasto deficitario) y un dólar estadounidense sobrevaluado, la participación de la fuerza laboral de EE.UU. no aumentará lo suficiente para que la tierra de la moneda de reserva mundial pueda escapar por si misma del peso de una deuda pública que representa el 122% de su PIB en el que la Fed la ha metido (después de décadas de tasas de interés ultra bajas).
Sin una mayor participación de la fuerza laboral, la única opción que le queda a Washington para luchar contra la inflación es: 1) aumentar las tasas de interés para inducir una recesión mortal (y la implosión del mercado), o bien 2) recortar los déficits gubernamentales en al menos un 10%.
Desafortunadamente, reducir los déficits en un 10% también acabará con el PIB en al menos una cantidad equivalente, lo que debilita los ingresos fiscales y, por lo tanto, hace que sea casi imposible que el Tío Sam pague incluso los intereses de deuda interna.
Los adictos son creaturas predecibles
Entonces, ¿qué hará la Reserva Federal arrinconada y borracha de deudas? Bueno, pues lo que hacen todos los adictos, seguir bebiendo, es decir, imprimir más y más dólares cada vez más devaluados, lo que solo creará más vientos de cola en favor de metales como el oro. (Pero también en favor del encarecimiento de materias primas en general, acciones industriales y bienes raíces).
Mientras tanto, la Reserva Federal, el gobierno de EE.UU. y sus brazos de propaganda de propiedad corporativa en los medios de EE.UU., culparán a Vladimir Putin de la inflación, de toda esta nueva impresión de dinero y el continuo gasto deficitario, en lugar de reconocer que se debe a décadas de mala gestión monetaria. Pero esto no es ninguna sorpresa.
Pero Putin, incluso si lo odias, ve cosas que los titulares omiten. La desdolarización y los rumores de los petrodólares: ¿eh, oh? Cada vez hay más signos que hacen dudar de la solvencia de largo plazo del alguna vez poderoso Petrodólar.
De gatillo fácil a dispararse en el píe
Las sanciones financieras occidentales en respuesta a la guerra en Ucrania tienen una forma de causar tanto daño al que jala el gatillo como al objetivo previsto. En términos más simples, congelar las reservas de divisas de un país y las transacciones SWIFT tienen una forma de asustar a otras contrapartes, y no solo a los objetivos previstos.
Imagínese, por ejemplo, si sus cuentas bancarias fueran congeladas por cualquier motivo. ¿Entonces confiaría en el banco que congeló sus cuentas en el futuro una vez que se resolvió el problema? ¿Recomendaría ese banco a otras personas?
Bueno, el mundo ha estado observando cómo las potencias occidentales congelan efectivamente los activos de Putin, e independientemente de si está de acuerdo o no con tales medidas, otros países (no todos los cuales son “malos actores”) están pensando en cambiar de banco, o al menos de dólares a otra divisa…
Si es así, Estados Unidos acaba de dispararse en el pie mientras apuntaba a Putin.
Como se ha advertido anteriormente, las sanciones occidentales simplemente están alejando a Rusia y China más y más lejos de los dólares estadounidenses y los bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Tales cambios tienen efectos dominó masivos que el equipo financiero del presidente Joe Biden parece haber ignorado.
Y como todos, desde el multimillonario Jamie Dimon, hasta Barack Obama, han advertido anteriormente, eso no es algo bueno y está causando que el mundo en general reconsidere el liderazgo financiero de EE.UU. y la hegemonía del dólar estadounidense como moneda de reserva mundial.
Arabia Saudita: ¿Repensando el petrodólar?
Tome ese “aliado” no tan democrático de los EE.UU., Arabia Saudita, a quien Biden había llamado “Estado paria” en 2020…
A partir de marzo, las noticias de Arabia Saudita insinúan que considerarían comprar petróleo en yuanes chinos (CNY) en lugar de dólares estadounidenses (USD), lo que señalaría el lento final del petrodólar y solo agregaría más vientos de cola inflacionarios para los estadounidenses que sufren en casa. Si los extranjeros no están dispuestos a tomar los dólares, ¿a dónde irán estos a parar? Pues a su país de origen de emisión.
Uno simplemente no puede subestimar (ni exagerar lo suficiente) el profundo significado de un mundo en el que el petrodólar se debilita.
¿Qué pueden hacer los saudíes con dinero chino?
Algunos argumentan que los sauditas no pueden comprar mucho con yuanes y que después de todo, el dólar estadounidense tiene más atractivo, ¿verdad? Mmm.
Tomando en cuenta el hecho de que los bonos del Tesoro de EE.UU. pagan rendimientos reales de cero a negativos, tal vez “todas las cosas estadounidenses” simplemente no son lo que solían ser…
Con la invasión de Rusia a Ucrania, los saudíes ahora han visto que EE.UU. está dispuesto a apoderarse de sus bonos del Tesoro como una forma de guerra financiera. Los saudíes (como muchas otras naciones, como India y China) ciertamente se preguntan si EE.UU. podría realizar un movimiento similar contra ellos en el futuro.
Por lo tanto, no es una coincidencia que ellos también estén mirando hacia el Este en lugar del Oeste para futuros acuerdos, y Rusia podría usar sus nuevas monedas chinas para comprar de todo, desde plantas nucleares hasta lingotes de oro en Shanghái.
El petróleo importa
Mientras tanto, y a pesar del intento de los medios de pintar a Putin como Hitler 2.0, el líder ruso sabe algo que los titulares noticiosos ignoran: el mundo necesita su petróleo. Sin el petróleo ruso, el sistema energético y económico global implosiona, porque el sistema tiene demasiada deuda como para de repente poder ir solo y/o contraatacar.
¿Ve cómo los elevados niveles de deuda soberana eliminan opciones y cambian el escenario global?
Mientras tanto, Rusia, que no tiene las mismas cadenas de deuda a PIB alrededor de su tobillo que la Unión Europea (UE) y EE.UU., puede comenzar a exigir el pago de su petróleo en rublos en lugar de dólares estadounidenses.
Al momento de escribir este artículo, los estados árabes están en conversaciones privadas con China, Rusia y Francia para dejar de vender petróleo en dólares. Tales movimientos debilitarían la demanda y la fortaleza del dólar, agregando más combustible inflacionario a un fuego inflacionario creciente en toda la Union Americana.
Me pregunto si Biden, la vicepresidenta Harris o alguien en su círculo de “expertos” pensó en esa parte. Dada su fortaleza en óptica frente a su debilidad en matemáticas, geografía e historia, está bastante claro que no lo hicieron ni pudieron…
¿No es para preocuparse?
Mientras tanto, por supuesto, el Wall Street Journal y otras organizaciones de noticias políticas occidentales le aseguran al mundo que no se preocupe, ya que los volúmenes de negociación de divisas en dólares eclipsan a los de China (Rusia) y otras monedas.
OK, de acuerdo, ¿Pero por cuánto tiempo?
Una vez más, lo que muchos políticos y la mayoría de los periodistas no entienden (además de las matemáticas básicas) es la historia básica. Sus políticas miopes y pronósticos hechos a la ligera se basan en la noción de que si no llueve hoy, no puede llover mañana. Pero ya está lloviendo sobre los EE.UU., así como lo hace sobre el liderazgo financiero mundial de los EE.UU.
Mientras tanto, el banco central de Rusia ahora está en movimiento para aumentar las compras de oro con todos los nuevos rublos (no USD) que recibirá por sus ventas de petróleo. Los inversores deben realizar un seguimiento muy cuidadoso de estos eventos macro en las próximas semanas y meses.
Un nuevo mundo multidivisa
La conclusión, sin embargo, es que el mundo se está alejando lentamente de la era de una moneda de reserva mundial a un sistema cada vez más multidivisa.
Una vez que el genio de las sanciones y la guerra financiera está fuera de la botella, es difícil volver a colocarlo. La confianza en Occidente y su sistema monetario liderado por el dólar está cambiando. Al tomar la emocionante decisión de congelar las reservas de divisas rusas, sancionar los DEG del FMI ruso y eliminar su acceso a los sistemas de pago SWIFT, EE.UU. obtuvo titulares a corto plazo para parecer “duros”, pero marcó el comienzo de un camino con consecuencias a más largo plazo que lo debilitarán (y a su dólar).
A medida que el petróleo multidivisa se convierte en el nuevo escenario, los ganadores inflacionarios serán, nuevamente, las materias primas, los productos industriales y ciertas jugadas inmobiliarias.
El oro importa
En cuanto al oro, sigue siendo el único activo de reserva verdaderamente neutral de los balances de los bancos centrales mundiales y tiene altas probabilidades de aumentar de precio al paso del tiempo a medida que emerge lentamente un mercado de energía que no esté denominado en dólares.
Además, Rusia está permitiendo pagos en oro por su gas natural.
Y para aquellos (es decir, Wall Street) que todavía argumentan que el oro es una “roca mascota” y una “reliquia bárbara” del pasado, puede ser hora de repensar.
Después de todo, ¿por qué el Departamento del Tesoro ha incluido una sección completa sobre el oro en su manual de sanciones para Rusia? La respuesta es tan obvia como ignorada.
Los bancos chinos (con líneas de intercambio de divisas rusas) pueden actuar como intermediarios para ayudar a Rusia a utilizar el mercado del oro para “blanquear” su dinero sancionado. Es decir, Rusia puede y seguirá comerciando a nivel mundial (Eurasia, Brasil, India, China…) en lo que se reduce a un mercado verdaderamente libre de “oro por productos básicos” que ni siquiera los ladrones de COMEX pueden fijar artificialmente. Algo no visto en décadas.
Desglobalización
En pocas palabras: el poderoso dólar y los sueños de “globalización” de Occidente están presenciando lentamente una era emergente de desglobalización inflacionaria a medida que cada país ahora hace lo que se requiere y lo mejor para sí mismo, en lugar de las fantasías megalómanas del fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab.
Los EE.UU., acorralados, por supuesto, probablemente intentarán sancionar las transacciones de oro con Rusia, pero esto requeriría ahogar por completo las ventas de energía de Rusia a la UE, algo que la economía de la UE (y los ciudadanos) simplemente no pueden permitirse.
Mientras tanto, un presidente francés desesperado está considerando cheques de estímulo para gasolina y alimentos. Eso, por cierto, también es inflacionario…
La historia se repite
Una vez más, Occidente, saturado de deudas y dependiente de la energía rusa, no es tan fuerte como los titulares quieren hacer creer, lo que significa que el oro, como lo ha hecho durante miles de años, se elevará, mientras que los líderes fallidos, naciones endeudadas y las monedas de reserva mundial caen.
La historia, por desgracia, es tan importante como las matemáticas, el descubrimiento de precios y la oferta y la demanda. Lamentablemente, la gran mayoría de los líderes modernos no saben casi nada de estas fuerzas o temas.
Director General GAEAP*
alejandro@gaeap.com