Algo extraño le está sucediendo al campo magnético de la Tierra. Durante los últimos 200 años, se ha ido debilitando y desplazando lentamente su polo norte magnético (donde apunta una brújula, que no debe confundirse con el polo norte geográfico) desde el Ártico canadiense hacia Siberia.
En las últimas décadas, sin embargo, ese lento desplazamiento hacia el sur se ha acelerado, alcanzando velocidades superiores a 30 millas por año (48 kilómetros por año). ¿Podríamos estar al borde de una inversión geomagnética, en la que los polos magnéticos norte y sur intercambian posiciones?
El campo magnético de la Tierra es generado por medio del hierro fundido en el núcleo del planeta, a 2 mil 896 kilómetros debajo de nuestros pies. Este líquido genera una serie de corrientes eléctricas y estas a su vez producen nuestro campo.
Según la revista Astronomy, los científicos que están estudiando estos cambios siguen sin estar seguros de las consecuencias exactas de la reversión, pero saben que pueden llegar a ser graves.
Tiempo tumultuoso para la tecnología
El efecto directo sobre la humanidad podría ser leve, pero no así para la tecnología. Utilizamos satélites artificiales para navegación, retransmisiones televisivas, previsión meteorológica, seguimiento medioambiental y comunicaciones de todo tipo. Sin la protección de un campo magnético, estos satélites podrían verse seriamente interrumpidos por el viento solar o los rayos cósmicos que chocan con los circuitos electrónicos. Un campo magnético débil en el Océano Atlántico Sur, conocido como la ” Anomalía del Atlántico Sur “, ya afecta negativamente a los satélites y podría ser una indicación de lo que está por venir.
Estudios geológicos recientes han sugerido una posible razón de la anomalía . Se cree ampliamente que nuestra Luna se formó cuando la Tierra fue golpeada por el planeta Theia hace 4.500 millones de años, pero los restos de Theia nunca se han encontrado. Ahora parece que los restos de Theia pueden estar bajo nuestros pies.
Hay dos enormes volúmenes de roca enterrados profundamente en la Tierra, cada uno millones de veces más grande que el Monte Everest (y en expansión) y más denso y caliente que el resto del manto de la Tierra. Los científicos sugieren que estas masas rocosas son los restos perdidos de Theia y que interfieren con la convección del hierro fundido, dando lugar al campo magnético débil en el Atlántico Sur.
Independientemente, la gravedad de una inversión magnética dependerá de cuánto tiempo tarde en completarse la inversión. Si cambia lentamente durante muchos miles de años , es posible que las criaturas migratorias, y también la humanidad, puedan adaptarse. Mientras tanto, tenemos mucho que aprender sobre lo que está sucediendo en las profundidades de nuestro planeta.