Dolores Hidalgo. La Capital del Bicentenario y su profundo rústico mexicano

Por Fidel Ramírez Guerra/ @periodistafrg 

Nota: Columna publicada en el Periódico Centenarios en su edición mensual No. 17. Marzo del 2009

 

Hoteleros y restauranteros de Dolores Hidalgo (CIN) han iniciado una serie de reuniones para determinar el producto que van a ofrecer a sus visitantes a partir de este 15 de septiembre de 2009.

Están consientes de que la carretera del Bicentenario San Miguel Allende-Guanajuato puede incrementar el flujo de turismo, ya que la arteria estará a quince minutos de esta población.

Asimismo, que el nuevo museo del Bicentenario que estará en el edificio que actualmente ocupa la presidencia municipal y que en otrora fue la residencia del insurgente Mariano Abasolo será un atractivo más.

Y, como también están conscientes de una limitada capacidad hotelera no rebasa los 500 habitaciones- comenzarán a solicitar recursos con la autoridad vía créditos para incrementar a por lo menos 100 habitaciones más de aquí a mediados del año 2010.

Más aún, los hoteleros dolorenses están repensando un plan B, esto es, habilitar casas dentro de las principales manzanas de la ciudad e incluso desplegar casas campestres a las entradas y salidas de Dolores.

Sus pronósticos es que para la conmemoración del Bicentenario los días 14, 15 y 16 de septiembre la ciudad será un festival.

Integrado un nuevo comité bajo la presidencia del doctor Everardo Guerrero Rivas, y perteneciente a este comité de hoteleros al Comité Municipal de Turismo, a cargo de la empresaria Virginia Barajas Monjaráz, que incluye a artesanos, agencias de viajes, a transportistas, su intención es vender a Dolores Hidalgo a partir de lo que tienen: su historia patria, su ambiente provinciano con la mejor etiqueta de su comida, del rústico mexicano y su hospitalidad. La fraternidad, la unidad y la solidaridad de su gente.

El que los visitantes nacionales o extranjeros puedan disfrutar de unas gorditas con nopales y frijoles. De carnes frescas asadas al carbón. También de un jocoque con chile gaguillo del molcajete. Por supuesto, de un atole de maíz en restaurantes y comederos con ollas de barro, con tortillas hechas a mano. De la variada comida mexicana en una atmósfera con sillas coloridas, con jaulas y canarios en los pasillos, decorados también con los antiguos botes lecheros y otras antigüedades, como llaves, arados, yugos y bancos de madera. Y teniendo como postres sus tradicionales nieves.

Su intención es que el paseante se sienta en la colorida provincia mexicana. Que sienta la atmósfera de aquel México rural, con ventas de flores en las callejuelas, con una venta de la gran variedad de chiles que produce la región. Con la venta de la infinita cerámica.

El toque de esta mexicanidad lo dará el ser cuna también del poeta y cantor José Alfredo Jiménez y, desde luego, el escenario aquel del México rebelde, trabajador, pensador y práctico:

Recuérdese que en Dolores el cura Miguel Hidalgo y Costilla inició la primera escuela industrial de México y preparó a hombres y mujeres no solamente en herraría, madera, alfarería, cultivo del gusano de seda, textiles y destilados de vinos, sino que también los politizó, fomentando en ellos el ideal de un México Independiente.

Y esos hombres y mujeres, por miles, le fueron leal al Cura. Ellas y ellos con sus familias, aquel domingo 16 de septiembre de 1810 cuando asistían a misa ya no regresaron a sus chozas y, los morrales aquellos en los que regresarían con chiles, maíz, dulce y manteca, aquellos morrales fueron llenados de piedras en el río para proseguir entonces la marcha a la intendencia de Guanajuato, en donde tomaron la Alhóndiga de Granaditas.

Allí están los descendientes de insurgentes del pueblo. Allí están los apellidos, allí están los oficios y allí también está el ideal que sigue vivo, presente y que hoy se materializa con una actuación civilizada, participativa en los distintos partidos políticos y en las distintas organizaciones.

Dolores Hidalgo también representa una población marginal a la que ni la independencia ni la Revolución le han hecho justicia. Dolores es uno, con su zona centro ya mejorada, Dolores Hidalgo es otro en sus comunidades sierra adentro a donde ni los candidatos deseosos de votos van.

No hay duda, si alguna población de Guanajuato se siente orgullosa de su raíz, esa población es Dolores Hidalgo.

Hoy el reto de su población es el tener esa capacidad organizativa; de emprender sin depender enteramente de las autoridades. Eso sí, sin dejar de ser exigentes y todo, en el marco de la legalidad.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll to Top