La escuela como espacio social

ā€œPara educar a una persona hace falta la tribu enteraā€¦ā€, Proverbio Africano

Por: Rodrigo Enrique MartĆ­nez Nieto / @roymnieto *

 

Retomando las entregas con respecto a esta transiciĆ³n a la Nueva Era y la reapertura de las escuelas, podemos comenzar a hacer un ejercicio de valoraciĆ³n acerca de lo aprendido en este 1 aƱo y 3 meses de confinamiento que significĆ³ el cierre de los centros escolares.

Para mĆ­, sin duda, el insight principal ha sido acompaƱar la expansiĆ³n del concepto de educaciĆ³n como un proceso de vida en el cual todos estamos involucrados para participar del desarrollo de las nuevas generaciones.

Sin duda, este fue el paradigma que se cuestionĆ³ seriamente dadas las condiciones extraordinarias que implicĆ³, de pronto, para las familias tener que involucrase a repensar la manera en que sus hijos recibirĆ­an los conocimientos y estĆ­mulos necesarios para su aprendizaje en su etapa de vida.

En este perĆ­odo vimos de todo: desde el programa de educaciĆ³n a distancia a travĆ©s de la televisiĆ³n que puso en marcha la SecretarĆ­a de EducaciĆ³n; los esfuerzos individuales de los docentes para mantener comunicaciĆ³n con sus alumnos a travĆ©s de WhatsApp; padres de familia que se organizaron para contratar a algĆŗn tutor sustituto que pudiera atender a sus hijos (las famosas burbujas); escuelas que enviaron a los docentes a casas para dar clases particulares; servicios de niƱeras para atender a los hijos mientras los padres tenĆ­an que salir a trabajar;Ā  y muchas acciones de emergencia que se tuvieron que poner en marcha desde la lĆ³gica de buscar que los niƱos y adolescentes no perdieran de manera definitiva los aprendizajes esperados, que hubiera alguien que los pudiera cuidar y tratar de que todo esto se ajustarĆ” a un presupuesto lo mĆ”s reducido posible.

Como respuesta inmediata, nadie puede emitir un juicio de valor para determinar si fue correcto o incorrecto lo que las familias decidieron hacer.

Sin embargo, ahora surgen evidencias de que hay estudiantes que sin la escuela simplemente no tuvieron acceso a ningĆŗn tipo de atenciĆ³n cognitiva y perdieron todo este tiempo porque no hubo recurso alguno que permitiera atenderlos.

Al dĆ­a de hoy, las escuelas, los padres de familia, docentes y los educandos, hemos por fin comprendido que la educaciĆ³n requiere necesariamente de un nuevo enfoque holĆ­stico, dinĆ”mico, responsivo y abierta a nuevas ideas y perspectivas.

Creo que ya nadie puede negar que durante el confinamiento pretender memorizar datos y reproducir informaciĆ³n se convirtiĆ³ en una pesadilla.

TambiĆ©n el Home Schooling demostrĆ³ que no es una alternativa viable para la mayorĆ­a pensando en un mediano plazo.

Sin duda es una experiencia vĆ”lida pero requiere de entornos con caracterĆ­sticas muy especiales y, sobre todo, de una filosofĆ­a que involucre de manera consciente a la familia para que realmente esta opciĆ³n cumpla con sus propĆ³sitos que son distintos a los que esperan de un sistema escolar tradicional.

Por tanto, para la mayor parte de la sociedad, queda demostrado que la Escuela no va a desaparecer, sino que se debe de transformar. Los mĆ”s jĆ³venes requieren de manera indispensable sus propios espacios para ā€œcomprender el mundo percibiĆ©ndolo y haciĆ©ndolo al mismo tiempoā€ (Bordieu, 2011). Esto es lo que la Escuela representa como elemento simbĆ³lico para ellos.

Una comunidad online implica contar con recursos y tecnologƭa para comunicarse, pero para que una persona realmente pueda florecer requiere de una comunidad real que le permita conectar de manera profunda, autƩntica y significativa.

Cuando las personas no pueden utilizar todo su cuerpo, sus sentidos y su entorno para compartir e intercambiar experiencias, sucede que se comienzan a sentir desorientadas. Hay una gran desconexiĆ³n.

Los seres humanos no somos algoritmos, somos sujetos viviendo una experiencia humana. Requerimos de hĆ”bitos, rituales e interacciĆ³n con otros para mediar con el mundo y construir una identidad propia.

Como lo refiere el profesor Savater, ā€œla humanidad es una potencia que se tiene, pero si no se estĆ” envuelto en un entorno humano, no la vas a desarrollarā€.

Un ejemplo, la Universidad de Chicago demostrĆ³ que los docentes son fundamentales para lograr el aprendizaje bĆ”sico de los alumnos. Pero que su impacto es mucho mayor al momento de evaluar el desarrollo de habilidades no necesariamente cognitivas que son mĆ”s relevante para el bienestar futuro de sus estudiantes. (https://journals.uchicago.edu/doi/abs/10.1086/699018)

El regreso a las Aulas representa para los jĆ³venes y niƱos la oportunidad de recuperar un espacio que les significa procesos de configuraciĆ³n identitaria como pensar en un proyecto de vida, relaciones de pareja, elecciĆ³n vocacional, proyectos entretejidos, amistades, curiosidad y ganas de explorar; y todo esto poderlo compartir.

En el mundo social hay instituciones que forman al individuo, principalmente, la escuela y la familia. Por ello es que todos debemos estar atentos para colaborar a que las Escuelas y Universidades continĆŗen abiertas y transformĆ”ndose ya que detrĆ”s de un modelo educativo, hay un modelo de sociedad (Vega, 2014).

* Rodrigo es Licenciado en AdministraciĆ³n Financiera (ITESMĀ“04), Maestro en AdministraciĆ³n (UGā€™07) y Doctor en Ciencias del Desarrollo Humano (UNIVAā€™15).

De 2009 a la fecha ocupa la rectorĆ­a de la Universidad Santa Fe, A.C., instituciĆ³n educativa de gestiĆ³n privada ubicada en la Cd. De Guanajuato Capital

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