Las matemáticas y la tecnología unidas pueden lograr una infinidad de avances, incluso, descifrar el reino animal. Un grupo de investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology) ha logrado diseñar un algoritmo y una inteligencia artificial que son capaces de interpretar el lenguaje de las arañas y convertirlo en música.
Así lo revela un estudio, que descubrió que la seda es capaz de transmitir una amplia gama de frecuencias.
Para poder analizar con minuciosidad estas construcciones de seda, han tenido que escanear su proceso de creación. Estos animales van variando la estructura de la misma, lo que conlleva que la pieza vaya cambiando a su vez, como si tuviera vida propia. Un sistema informático se encargaba de procesar los datos para que fuera posible explorar las telarañas en 3D y a tamaño humano.
“El sonido de la seda puede informarles sobre qué tipo de alimento está enredado en su tela y sobre las intenciones y la calidad de un posible compañero”, explicó Beth Mortimer, de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, investigadora principal del estudio que descubrió esta cualidad de las telarañas.
La telaraña, una casa con muchas habitaciones
Uno de los grandes avances de esta investigación ha sido poder comprender mejor la distribución de las telarañas. Dentro de la misma hay diferentes áreas, como si fuera un edificio con muchas habitaciones.
“Al pulsar las sedas como si fueran cuerdas de una guitarra y escuchar los ‘ecos’ la araña puede también evaluar la condición de su red”.
“La mayoría de las arañas tienen una visión pobre y dependen casi exclusivamente de las vibraciones en la seda de sus telas para obtener información sensorial”, dijo la experta.
Al identificar lo que están construyendo en cada momento, pueden establecer patrones de conductas y predecir lo que van a hacer.
¿Y cómo lo hacen? Gracias a unos precisos órganos sensoriales que tienen en las patas.
Siguiente reto: hablar con las arañas
El propósito del equipo es intentar mandarles mensajes usando las vibraciones de sus hilos. “Con la inteligencia artificial, vamos a ponerles estos sonidos para ver si logramos que hagan ciertas cosas. Esperamos que sirva para comunicarnos con las arañas. Tal vez podamos tener una charla o quizás tomarnos un café con ellas”, bromea.
Un reto muy ambicioso y que muchos expertos ven improbable. Sin embargo, ellos van a seguir investigando su sistema de comunicación. Hay mucho trabajo por delante. Son cerca de 47.000 especies y cada una tiene sus propios códigos a la hora expresarse. Poco a poco intentarán dar con más claves para desenredar este curioso lenguaje arácnido.