Un Viernes de Dolores diferente

Autoridades municipales de Guanajuato aseguraron que se implementarán las medidas necesarias para que las tradiciones del Viernes de Dolores se realicen con las medidas de prevención sanitaria.

El Director de Fiscalización, Gustavo Bück González, informó que únicamente se instalarán 150 comerciantes distribuidos en distintos puntos del Centro Histórico para evitar aglomeraciones y privilegiando a los floristas, artesanos y comerciantes de Guanajuato Capital.

Una zona de venta de flores, cascarones y alimentos estará montada entre el Museo Palacio de los Poderes y la calle Ponciano Aguilar, a un costado de la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato. Otro circuito estará desde Casa de Moneda hasta el banco Santander.

El tercer circuito será instalado desde el exterior del Museo Iconográfico de Quijote hasta el templo Casa Santa en la calle Manuel Doblado. Finalmente habrá una cuarta zona que estará en la calle Cantarranas, desde la plazuela “Profesora Elisa López López” hasta el Teatro Principal.

Los puestos de venta estarán separados por una distancia de entre dos y tres metros. Las y los comerciantes deberán portar el cubrebocas en todo momento y tener a disposición de su clientela gel antibacterial. De igual forma se solicita a la ciudadanía y visitantes que cumplan con las medidas sanitarias, lo cual será vigilado por elementos del Escuadrón AntiCOVID.

Viernes de Dolores en Guanajuato capital

La conmemoración de la Virgen de los Dolores,  que se realiza el último viernes de la cuaresma, data del Siglo XV en Europa. Pasó como una tradición al continente americano después de su conquista espiritual. En Guanajuato adquirió características muy especiales y se convirtió en una fiesta popular donde se conjugan las penas de la Pasión de Cristo con la alegría de su Resurrección.

El Día de las Flores tiene su origen dentro de la celebración del Viernes de Dolores, fecha en la que se realizan altares en honor a la virgen de los Dolores; dichos altares comienzan a elaborarse desde las primeras horas de la mañana, razón por la cual los vendedores de flores llegan al Jardín de la Unión, en el centro de la ciudad, desde la noche anterior, a partir de ese momento el jardín se cubre alegremente de flores, lo que trajo consigo la realización de un tradicional baile así como una serie de costumbres que dieron vida a la colorida y fragante festividad.

Al amanecer comenzaba la venta de flores y otros adornos para los altares, mientras en el kiosco alguna banda musicalizaba la fiesta popular, los jóvenes entonces podían desayunar algún antojito mexicano para posteriormente unirse a las visitas de los altares y las minas.

La tradición continúa en su manera más esencial, adaptándose a los intereses de la juventud de cada época. Actualmente los bailes se realizan en antros y bares; la costumbre de regalar flores mientras se camina en sentidos contrarios se ha perdido, pero aún se pueden encontrar a algunos jóvenes quienes, siguiendo la tradición, les ofrecen flores a las mujeres que pretenden o a sus novias.

A la venta de flores para los altares se le ha sumado la de canastas con huevos de pascua y figuras hechas a partir de cascarones y papeles de colores; la música de bandas en el centro del jardín ameniza la celebración; los negocios e instituciones ofrecen a la población agua, nieve o desayunos, y cientos de capitalinos se siguen dando cita en el conocido jardín, logrando que prevalezca el espíritu festivo que inicia a la par de la salida de los primeros rayos del sol.

Comercio se une a la celebración:

Desde la calle Sopeña a la avenida Benito Juárez, cruzando por la Plaza de la Paz, se han instalado puestos ambulantes donde se pueden encontrar las típicas artesanías y alimentos que se consumen en estas fechas.

En estos puestos se puede encontrar los tradicionales huevos de pascua y de confeti, las máscaras de diablitos y calaveras, las muñecas artesanales, las figurillas representativas de las fechas y sobre todo las flores, que son el corazón de esta festividad.

También se pueden encontrar entre los comercios, la típica comida que da identidad a Guanajuato, las tortas, las enchiladas mineras, las gorditas, los antojitos y los postres, que van desde gelatinas de mosaico, fresas con crema, helados, los dulces y una gran variedad de pasteles.

Hay comerciantes que forman parte de esta tradición desde hace muchos años, tal, que llevan más de 20 años vendiendo sus muñecas, huevos de pascua y sus flores de papel crepé en esta calle que se llena de tradición, armonía por Guanajuato, los comerciantes se preparan con tiempo para esto, desde juntar todo el cascaron del huevo para luego decorarlo, elaboras las florecitas y las muñequitas, como unos tres meses o más de anticipación.

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