Por: Alejandro Gómez Tamez / @alejandrogomezt*
La filosofía económica es la ciencia que estudia la toma de decisiones y opera en nuestra vida diaria, nos demos cuenta o no. Vivimos en un mundo de recursos finitos de manera que la economía nos ayuda a determinar cómo es que se deben utilizar los recursos limitados para satisfacer la lista interminable de deseos y necesidades de la humanidad. Este es el dilema económico y es por ello que la definición más simple de lo que es la economía es que es la ciencia de la escasez.
Los economistas estudian y analizan las relaciones entre los recursos (materiales y trabajo) y la producción, distribución y consumo de los bienes y productos resultantes. En un mundo ideal la búsqueda es la maximización de la satisfacción, de las ganancias, de la producción, del empleo, entre otros. Los economistas pueden estudiar cómo se toman estas decisiones a nivel microeconómico entre las personas y empresas involucradas en una decisión o transacción comercial, o en un nivel macroeconómico que considera a toda una ciudad, estado o país como una unidad singular.
Por ejemplo, en el ámbito de la microeconomía, un economista puede estudiar cómo la oferta y la demanda están impactando los precios en una empresa, así como sus niveles de producción y empleo generado. Por su parte, en el mundo de la macroeconomía, se estudia la forma en que el Producto Interno Bruto (PIB) se ve afectado por los cambios en los patrones de comercio internacional o cómo un shock como el Covid-19 afecta al empleo y nivel de ingresos de la población.
Aunque ambos campos operan a escalas diferentes, la microeconomía y la macroeconomía comparten en gran medida las mismas metodologías. También comparten una suposición subyacente de interés propio sobre la que descansa toda la teoría económica moderna. El economista clásico Adam Smith acuñó este término por primera vez para describir la noción de que las personas actuarán con determinación para maximizar su satisfacción, dado su tiempo, información, recursos y presupuestos limitados. Smith, también referido como un promotor de la libertad económica, partía del supuesto de que los seres humanos son buenos por naturaleza, dejándolos en libertad tomaran las decisiones que los lleven a la felicidad, y la suma de las felicidades individuales ocasionará la felicidad colectiva. Sabemos que esto no necesariamente es verdad y esto es ilustrado de una gran manera en la película Una Mente Brillante (2001), misma que trata sobre la vida del economista John Nash, en la escena en la que los jóvenes están en el bar y llega un grupo de chicas a quienes quieren sacar a bailar. Si no se ponen de acuerdo y cada uno actúa de manera individual, todos se quedarán sin bailar (Aquí el link de la escena en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=PSKQ-egVQbM).
Se deben considerar los recursos y capacidad de producir bienes y servicios
Como parte de esas decisiones de maximización de beneficios, las personas y empresas deben considerar los recursos con los que cuentan y su capacidad de producir bienes y servicios. Los economistas suelen clasificar estos recursos en tres tipos de factores de producción: Tierra (T, recursos naturales), Trabajo (L, tiempo, esfuerzo y habilidad) y Capital (K, las herramientas creadas por el hombre como maquinaria, equipo, herramientas, software). Estos tres desembocan en el espíritu empresarial, que los organiza a través de habilidades directivas, para generar bienes y servicios que satisfacen necesidades (de quien pueda pagar por dichos bienes y servicios) y que maximizan los beneficios del propietario de dichos factores de producción. Caso contrario ocurre en un régimen socialista, en el que el Estado decide cómo es que se deben combinar los factores de producción con el fin de producir lo que el Estado diga para quien el Estado determine.
Con independencia del enfoque que se le quiera dar, de libre mercado o de un modelo centralmente planificado, el pensamiento económico tiene como principal preocupación resolver el problema de escasez. Esto ha ido evolucionando durante cientos de años y a continuación se presenta una línea de tiempo de algunos de los personajes más importantes y sus fechas, que ayuda a entender de manera muy sintetizada la manera en que este campo del conocimiento ha evolucionado.
850-1000 d.C. – Marca el surgimiento del sistema de organización conocido como feudalismo, que surgió en Inglaterra e implica una sociedad donde la tierra la mantienen los campesinos a cambio de que ésta sea trabajada para el señor feudal, quien en el mejor de los casos permitirá que los campesinos tengan un “ingreso” de subsistencia. Los campesinos o la clase trabajadora están protegidos por una clase militar en recompensa por su obediencia. El origen y la existencia de este sistema injusto, a menudo cruel, se debate hoy.
1500 – 1750 d.C. – Surge el mercantilismo en Europa y tiene como principal característica la búsqueda del enriquecimiento de las naciones mediante la acumulación de metales preciosos. Surge en Inglaterra y Francia, donde los autores eran mercaderes que escribían acerca de sus intereses y su relación con la política económica. Para ellos el comercio internacional debería estar regulado y las naciones sólo podrían enriquecerse si lograban un superávit comercial que se tradujera en mayores recursos para la financiación de la clase militar. Uno puede pensar que las ideas mercantilistas están sepultadas, pero vemos que quedan muchos empresarios y políticos, como Donald Trump, en los que es evidente que el mercantilismo sigue vivo.
1750 – 1780 d.C. – Los fisiócratas, cuyo principal exponente fue Francois Quesnay, consideraban que la riqueza solo podría provenir de la agricultura (todas las demás actividades económicas son estériles), exigían la libertad económica (laissez faire laissez passer). Estaban cansados de los controles al comercio por parte de los gobernantes. Necesitaban fronteras abiertas para vender en el extranjero sus remanentes de producción agrícola y así lograr un bon prix.
1723-1790. – Adam Smith es considerado en gran medida como el padre de la economía moderna. Fue influenciado por los fisiócratas. Su obra, mejor conocida como La Riqueza de las Naciones, incluye conceptos tan importantes como la “mano invisible”, un término que describe la naturaleza autorreguladora del funcionamiento de los mercados; y la noción de que el interés propio racional en una economía de libre mercado conduce al bienestar económico. Incorpora otros elementos como la especialización y su impacto en la producción, la teoría del valor y el papel que juega el capital.
1766-1843: Thomas Robert Malthus estudió poblaciones humanas y fue uno de los primeros economistas en explorar la relación entre el crecimiento de la población y la inflación. Fue un pesimista que argumentaba que la sociedad, producto del crecimiento poblacional a una tasa superior a la de los medios de subsistencia, estaba destinada a caer en una trampa de miseria. Es considerado el primer promotor serio del control del crecimiento poblacional, pero a través de la moralidad. Otras de sus principales contribuciones incluyen su trabajo sobre la relación entre el suministro de alimentos y las poblaciones, y la teoría de la renta económica.
1748-1832 – Jeremy Bentham fue un economista británico que hoy se asocia a menudo con la doctrina del utilitarismo (la búsqueda de la mayor utilidad en el sentido de lo que resulta útil). Muy adelantado a su tiempo, abogó por el sufragio universal y es considerado un precursor de la economía del bienestar.
1772-1823 – David Ricardo se inspiró en La Riqueza de las Naciones de Adam Smith y, a la edad de 37 años, pasó a proponer la Teoría del Valor Trabajo, que sostiene que el trabajo es el único factor que debería determinar el valor de una mercancía. Esto se opone a la teoría de la demanda (análisis marginal de la utilidad del consumidor), que es la columna vertebral del capitalismo. Ricardo hizo grandes aportaciones al comercio exterior con su Teoría de la Ventaja Comparativa, que muestra como dos naciones que comercian dos bienes, pueden comerciar y ganar las dos, aunque una de ellas sea mejor que la otra en la producción de ambos bienes.
1806-1873 – John Stuart Mill se basó en las ideas de Smith y Ricardo cuando escribió Principios de Economía Política, que se convirtió en el principal texto económico de su época. A Mill se le atribuye la idea de una economía de libre mercado y fue un firme defensor de la creación de una economía democrática (en oposición al capitalismo).
1818-1883 – Karl Marx es más conocido por su defensa del socialismo y del comunismo por encima del capitalismo, el cual denunció enérgicamente. Podría decirse que es uno de los economistas más influyentes de la historia. Marx creía que el comunismo era inevitable en el proceso de evolución que comienza con el feudalismo y pasa por el capitalismo y el socialismo. A él se le atribuyen conceptos como el de la lucha de clases y la manera como el burgués explota al proletariado al extraer de él el producto de su trabajo (la plusvalía).
1842-1924 – Alfred Marshall se centró en el estudio de la microeconomía y escribió Principios de Economía, que es uno de los libros de texto de economía más notables de todos los tiempos. Marshall propuso la idea de que la economía era una disciplina científica que requería más matemáticas y menos filosofía y retórica. Marshall es además el padre de las curvas de demanda que se enseñan en todos los libros de texto de economía, mismas que se grafican con el precio en el eje de las Ys y la cantidad en el eje de las Xs.
1857-1929 – El economista estadounidense Thorstein Veblen, uno de mis favoritos, es mejor conocido por su libro La Teoría de la Clase Ociosa, y su enfoque de “economía institucional” exploró los efectos de los establecimientos sociales, como la religión, la pobreza y la afiliación política, sobre la productividad económica. Veblen parte de la categoría de ‘clase social’ para analizar la dinámica de la economía industrial estadounidense, que configuraba a una clase social alta que se dedicaba al ocio, exacerbaba su consumo y hacía gala de la ostentación.
1883-1950 – Joseph Schumpeter contribuyó con la idea de “destrucción creativa”, que implica que la economía se encuentra en un estado cíclico constante de innovación-productividad y colapso. También es uno de los primeros en reconocer y presentar un concepto claro de espíritu empresarial.
1883-1946 – John Maynard Keynes fue uno de los economistas más revolucionarios del siglo XX. Es el padre del sistema de cuentas nacionales. Argumentaba en contra de los principios del libre mercado y afirmó que la demanda agregada, a diferencia de la flexibilidad del trabajador, desempeñaba el papel más importante en la determinación del nivel de empleo. También promovió medidas fiscales como medio para corregir depresiones y recesiones (ajustando el gasto y cobro de impuestos); los rescates recientes por parte de los gobiernos, en respuesta a la reciente crisis económica, son un ejemplo de ello.
1899 – 1992 – Friedrich von Hayek impulsó una economía basada en la libertad del mercado, la cual tuvo gran empuje tras el hundimiento del sistema keynesiano en los años 80 (Por el presidente Ronald Reagan y la Primer Ministro Thatcher). Las dos principales aportaciones de Hayek son su defensa de la libertad personal contra los totalitarismos y la elaboración de una teoría sobre los ciclos económicos. Para Hayek los precios, creados con la decisión libre y competitiva de millones de individuos son los únicos indicadores que pueden ayudar a los gobiernos a tomar decisiones correctas en momentos concretos en que haga falta intervenir.
1912-2006 – Milton Friedman fue un defensor de los mercados libres, y sus filosofías se convirtieron en un principio importante del movimiento conservador fiscal. Se le conoce por ser el padre de la corriente de pensamiento monetarista, misma que le atribuye muchos de los males económicos a las decisiones de los bancos centrales. Fue asesor del presidente estadounidense Richard Nixon y presidente de la Asociación Económica Estadounidense en 1967.
1908-2006 – John Kenneth Galbraith exploró el papel de las corporaciones en la economía de los Estados Unidos y criticó su influencia y la forma como reemplazan a las empresas más pequeñas en su libro American Capitalism: The Concept of Countervailing Power (Capitalismo Americano: El Concepto de Poder Compensatorio). En este sentido, él desarrolló el concepto de tecnoestructura, un término de aplicación a las organizaciones empresariales con un tamaño relevante.
Esta lista no le hace justicia a muchos otros economistas que han realizado grandes aportaciones al pensamiento económico, ya que por motivos de espacio es extremadamente breve. Lo importante es ver las aportaciones realizadas y darnos cuenta de cómo, en múltiples ocasiones, el pensamiento económico ha evolucionado como un péndulo, que va y viene, con soluciones diametralmente opuestas para el mismo problema al paso del tiempo. Por otra parte, debe quedar claro que la evolución de la economía no se ha frenado y que por el contrario, ésta se ha acelerado al paso del tiempo. Este es un campo fascinante que sin duda seguirá desempeñando un papel importante en los negocios, el gobierno y la sociedad en todo el mundo en los años, décadas y siglos venideros.
Director General GAEAP*
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