Por Manuel Delgado / @MtroDelgado
El gobernador Diego Sinhue sabe que el futuro del PAN en Guanajuato dependerá de dar un manejo inteligente, estratégico y adecuado a la crisis de seguridad.
Las sospechas, intrigas palaciegas o no de la 4T, de presuntas alianzas políticas de su gobierno con el crimen organizado y la insistencia del Gobierno Federal para que el fiscal general Carlos Zamarripa se vaya, son dos presupuestos políticos nada despreciables que lleva a cuestas y que le definirán su capital político y el futuro de la permanencia del estado cómo bastión del panismo en el país.
Diego ya dio el primer paso y se reunirá con Adán Augusto López, secretario de Gobernación, a quién le ha encargado el presidente López Obrador atienda la agenda con gobernadores.
Sin embargo, Diego Sinhue no abrirá todas las cartas en la mesa en esa relación de coordinación con el Gobierno Federal, menos aún si de manera soterrada alienta los señalamientos de que los carteles determinaron el triunfo del PAN el pasado 6 de junio para lograr mayoría en diputaciones federales, locales y ayuntamientos, carro completo pues.
El gobernador de Guanajuato ha sido muy firme en sostener su agenda de seguridad con la permanencia de Carlos Zamarripa Aguirre al frente en donde se ha sostenido por más de 11 años ininterrumpidos. Por supuesto que el tema de la continuidad del fiscal no será, de parte del gobernador, punto de negociación, aunque se pretenda estructurar una coordinación sólida en seguridad con el gobierno de López Obrador.
El punto de quiebre que representó el caso de los explosivos en Salamanca, de resultados funestos, orilló a la federación y al estado a tener un acercamiento real y de resultados, más allá de los posicionamientos ideológicos y partidistas. En este tema, seguramente el gobierno de Andrés Manuel López Obrador irá a la mesa de coordinación de seguridad con la persistencia de que Carlos Zamarripa debe dejar el cargo.
Ese, entonces será el gran obstáculo de los acuerdos, ya que de ceder, Diego Sinhue dejaría la lectura de asumirse como el gobernador que no sabe decir no a un presidente de la república y de que existe una luz al final del túnel para una alternancia luego de la concertacesión por la que llegó el PAN al gobierno hace ya más de 30 años.