Evolución y Extinción: 99% de las especies de la tierra ya no existen
Más del 99 por ciento de todos los organismos que han vivido en la Tierra se encuentran extintos. Mientras las nuevas especies evolucionan para encajar en nichos ecológicos cambiantes, las especies antiguas desaparecen. Pero la extinción no sigue un ritmo constante. En una serie de ocasiones en los últimos 500 millones de años, entre el 75 y más del 90 por ciento de todas las especies de la Tierra han desaparecido en un abrir y cerrar de ojos geológico en catástrofes que denominamos extinciones en masa.
Aunque las extinciones en masa son fenómenos letales, abren el planeta a la aparición de nuevas formas de vida. La extinción en masa más estudiada, que marcó la frontera entre el Cretácico y el Paleógeno hace unos 66 millones de años, acabó con los dinosaurios no aviares y dejó espacio a la rápida diversificación y evolución de los mamíferos y las aves.
El perro escoba de la extinción
Como Alicia en el País de las Maravillas, que avanza por un sendero que se borra detrás de ella, así se sienten a veces los biólogos evolutivos. Con datos, mapas y árboles filogenéticos, reconstruyen las historias de las especies, su distribución en el tiempo y el espacio.
“De pronto, como Alicia, nos encontramos perdidos en un vergenal.” —Santiago Ramírez Barahona
Todo parece avanzar… hasta que irrumpe la extinción. Ese “perro escoba” borra las huellas del pasado. Según diversos estudios paleontológicos, más del 99 % de las especies que han vivido en la Tierra ya no existen. ¿Qué historias se pueden contar en ese vacío? ¿Qué sentido tiene narrar la evolución cuando la pérdida es la constante?
Estas fueron las preguntas que guiaron la conferencia Historias evolutivas en un mundo en extinción, impartida por Santiago Ramírez Barahona, investigador del Instituto de Biología de la UNAM, en El Colegio Nacional. Moderó el doctor Antonio Lazcano, quien abrió con una advertencia:
“Somos testigos desafortunados de una extinción muy acelerada… y no solo de animales y plantas, también de los hongos.” —Antonio Lazcano
Biogeografía, fósiles y silencios
Alfred Russel Wallace, padre de la biogeografía, observó que las especies no se distribuyen uniformemente: cada región alberga seres vivos únicos. Darwin, por su parte, consideró la distribución geográfica un pilar de la teoría evolutiva.
“La extinción lo borra todo.” —Darwin
Desde esta perspectiva, los biólogos siguen preguntándose qué papel juega la desaparición para explicar la diversidad. Y la respuesta es demoledora: la evolución está atravesada por ausencias.
Las huellas de Pangea
Hace 200 millones de años, todos los continentes formaban Pangea. Su fragmentación dejó marcas indelebles en la distribución actual de la vida.
En un análisis global junto con la Universidad de Pisa, Ramírez Barahona identificó tres grandes regiones florísticas: holártica, tropical y austral. Estas reflejan antiguas divisiones tectónicas y explican, por ejemplo, la historia compartida de aves no voladoras como el avestruz, el kiwi o el ñandú.
También los helechos arborescentes —testigos de más de 200 millones de años— sobrevivieron a extinciones masivas, dinosaurios y climas extremos. En sus vasos vasculares aún visibles se leen páginas de una historia que apenas podemos entrever.
Cuando faltan páginas
La extinción borra especies… y también sus relaciones con el entorno, sus formas de crecer. Por eso, uno de los supuestos clave de la biología evolutiva es que los datos actuales son insuficientes.
“Siempre hay tres versiones de una historia: la que contamos nosotros, la que dicen los datos del presente y la que realmente ocurrió.” —Ramírez Barahona
Algunos grupos biológicos, como las cactáceas, ni siquiera tienen fósiles. ¿Cómo contar su historia? “¿Nos conformamos con lo que sabemos, aunque sepamos que está incompleto?”, preguntó el investigador.
Sobrevivientes con memoria frágil
Lo que sí sabemos es que las especies vivas hoy son las vencedoras. Cada una es una superviviente de millones de años de catástrofes y selección natural.
“Nos topamos con las imperfecciones de la memoria y las deficiencias de la documentación.” —Julian Barnes
Y mientras el pasado es incierto, el futuro se torna más sombrío. Vivimos en lo que muchos llaman la sexta extinción masiva. En los últimos 500 años han desaparecido mil especies de plantas. Algunas solo sobreviven en jardines botánicos. Otras, únicas en su género, se extinguieron sin dejar huella.
Una hidra de preguntas
Contar la historia evolutiva es enfrentar vacíos y preguntas infinitas.
“La ciencia es como una hidra: le cortas una cabeza y le crecen dos más.” —Ramírez Barahona
Desde Pangea hasta los helechos que aún brotan en rincones húmedos, la evolución revela conexiones entre historia geológica y biológica. Pero, como en el País de las Maravillas, cada paso en el camino se borra detrás de nosotros.
Tomado de la UNAM. National Geographic