Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), entidad adscrita al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Comisaría General de Policía Científica de la Policía Nacional y la Universidad de Salamanca (USAL), han descubierto y estudiado un extraordinario hallazgo arqueológico en el yacimiento del Abrigo de San Lázaro, en la ciudad de Segovia. Este descubrimiento constituye el objeto simbólico más antiguo conocido en Europa que contiene una huella dactilar humana, la más antigua del mundo, marcada con pigmento.
El objeto es un canto rodado de roca granítica depositado en el interior del abrigo por los neandertales hace aproximadamente 43.000 años, en el cual se pintó un punto rojo. Su excepcionalidad radica en que, en el punto pintado con ocre en la superficie del canto, se ha identificado claramente una huella dactilar humana (neandertal) mediante técnicas multiespectrales e identificación forense. Este hallazgo representa la evidencia más completa y antigua de una huella dactilar humana en el mundo, atribuida inequívocamente a los neandertales, destacando el uso deliberado del pigmento con propósitos simbólicos, lo que hace que esta pieza sea única y excepcional.
El estudio científico, mediante técnicas como la microscopía electrónica de barrido (SEM) y análisis multiespectrales, ha demostrado que este objeto fue manipulado intencionalmente para fines no utilitarios. Su descubrimiento arroja luz sobre la capacidad simbólica de los neandertales, sugiriendo que podían proyectar pensamientos abstractos sobre objetos materiales.
La piedra, un canto rodado de granito, fue descubierta el 14 de julio de 2022, durante la campaña de excavación del yacimiento del Abrigo de San Lázaro (Segovia), donde se cree que vivieron los últimos neandertales de la Península Ibérica (y del mundo) antes de su extinción.
El yacimiento, que dio refugio a los neandertales hace entre 41.000 y 45.000 años, contiene abundantes restos de industria lítica (herramientas y lascas de piedra talladas con la técnica ‘Levallois’) y restos de los animales -sobre todo ciervos y conejos- que estos hombres cazaban en el valle del Eresma.
El Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) ha colaborado con el proyecto ‘Primeros Pobladores de Segovia’ desde su inicio en 2012, aportando investigaciones geoarqueológicas y paleohidrológicas a los trabajos arqueológicos en los yacimientos del Abrigo del Molino y Abrigo de San Lázaro (Segovia), entre otros.
En concreto, varios científicos del IGME-CSIC participaron en la campaña arqueológica en la que se produjo el descubrimiento y posterior caracterización de la pieza con la huella, realizando la contextualización geológica, petrológica y estratigráfica (por lo que uno de ellos figura como coautor del artículo ahora publicado); y realizaron los análisis preliminares de microscopía y fluorescencia de rayos X (por lo que otros dos figuran como colaboradores en los agradecimientos).
¿Qué se descubrió?
“La pieza era muy especial: no era un yunque, es decir, no la habían usado para tallar sobre ella, ni tampoco era un percutor para fabricar herramientas. Era una pieza de granito sin marcas que había sido llevada ex profeso a esa cueva caliza”, subrayó el investigador.
El canto rodado fue analizado en el IGME-CSIC, donde con fluorescencia de rayos X descubrieron que el punto ocre estaba hecho con arcilla y óxidos de hierro, “lo que vulgarmente se llama ‘ocre’ y se utilizaba para pintar pinturas rupestres”, apuntó el científico.
Posteriormente, los análisis de microscopía electrónica de barrido realizados en la Universidad Complutense, el escaneo en 3D en la Universidad de Salamanca y los análisis multiespectrales de los investigadores de la Policía Científica, demostraron que la piedra tenía 43.000 años de antigüedad y que la mancha rojiza del centro era una huella dactilar humana que pertenecía al índice derecho de un varón neandertal de entre 18 y 25 años.
La piedra, además, presentaba unas muescas naturales que recordaban a los ojos y la boca de la cara de una persona pero sin nariz. “Donde debía estar la nariz, habían impreso una huella dactilar perfecta. Era alucinante”, detalló Díez-Herrero.
“Solo es una suposición pero pudo ser que hace 43.000 años un neandertal viera la piedra con forma curiosa, similar a una cara, en un río, le llamó la atención, la cogió y se la llevó a la cueva, donde le pintó un punto a modo de nariz con el dedo y un poco del ocre que utilizaban. Es lo que yo imagino que pasó, aunque no soy antropólogo”, subrayó Díaz-Herrero.
Pensamiento simbólico: “Perico”, la huella dactilar más antigua, completa e intencional
Hasta ahora solo se había encontrado una huella humana parcial en Alemania, una marca hecha por un humano de manera accidental al apoyarse en una pared, por lo que esta huella dactilar no solo es la más completa y antigua de la historia sino que además fue hecha de manera intencionada, subrayó el geólogo.
Los autores del estudio concluyen que la piedra había sido manipulada intencionalmente con fines no utilitarios, lo que demuestra que los neandertales tenían capacidad simbólica y que podían proyectar pensamientos abstractos sobre objetos materiales.
“El hecho de que el guijarro fuera seleccionado por su aspecto y marcado con ocre, demuestra que existía una mente humana capaz de simbolizar, imaginar, idealizar y proyectar pensamientos sobre un objeto”, según los autores.
“Además, en este caso, podemos proponer que en la creación artística intervienen tres procesos cognitivos fundamentales: la concepción mental de una imagen, la comunicación deliberada y la atribución de significado. Estos son los elementos básicos que caracterizan el simbolismo y, también el arte prehistórico -no figurativo-“, concluyen.
El equipo científico ha decidido bautizar al guijarro como “Perico”, reporta la agencia EFE, en honor a la gesta del ciclista español Pedro Delgado, quien el 14 de julio de 1988 ganó una etapa histórica en Alpe D’Huez que le sirvió para enfundarse el maillot de líder y ganar el tour de Francia de ese año.
La importancia patrimonial de este hallazgo para Segovia, Castilla y León, España y Europa es excepcional. La región se posiciona así en un lugar destacado dentro del panorama europeo, ofreciendo un testimonio único sobre las capacidades cognitivas y culturales de los últimos neandertales de la península Ibérica. Este descubrimiento contribuye sustancialmente al conocimiento global sobre la evolución humana y representa un notable avance en la comprensión del comportamiento simbólico de nuestros antepasados.
Por tanto, este hallazgo no solo supone un hito en la investigación prehistórica europea, sino también una oportunidad invaluable para promover el patrimonio arqueológico de Castilla y León, de España y Europa, por no decir de ámbito mundial.
Vía DW, Consejo Superior de Investigaciones Científica