La participación ciudadana y la decadencia de los partidos políticos

Jorge Marcelino Trejo Ortiz*

Creo firmemente que la participación ciudadana es el factor indispensable que convierte en realidad a la democracia. En contraparte, la inacción social solo permite que los políticos sean quienes determinen el destino de la sociedad en su conjunto.

Ante la inminencia de la elección del próximo 6 de junio, la sociedad tiene el poder nuevamente para influir, para determinar su propio destino. No puede dejar de lado esta oportunidad y sería una pena que unos cuantos sean los que decidan.

La falta de participación ciudadana ha propiciado que los partidos políticos sean quienes tengan secuestrada hoy a la sociedad. Sin embargo, en los procesos electorales recientes, de unas tres décadas para acá, la sociedad ha mandado claros mensajes a los partidos.

En los órdenes nacional, estatal y local, el devenir de los partidos políticos es la demostración de la idea del eterno retorno y la imagen nietzscheana de la serpiente que se muerte la cola.

¿Qué pasa en León? Solo es un reflejo del fenómeno sociopolítico nacional. Un PAN en decadencia por traición a la sociedad; un PRI que está en su último aliento y que no tiene siquiera el derecho de pataleo de todos los ahorcados; un partido Verde cuya vida pende de alfileres; un Morena que recién nace y ya se autodestruye; unos partidos satélites que nacen y mueren, sin haber crecido.

Aun así, los partidos políticos no han entendido el mensaje y piden el voto en los barrios, en los tianguis, en los límites suburbanos y en las comunidades rurales a las que no volverán cuando ostenten el cargo público. Porque yo no veo un alcalde ni un diputado en mi barrio.

De pronto, el maniqueísmo no fue una corriente filosófica, sino una prerrogativa política. Todo es negro o todo en blanco. Todo es bueno o todo es malo. La polarización es su doctrina y de ella contaminan a la sociedad.

Eres estatista o eres neoliberal, conservador o (seudo) liberal, eres nacionalista o vendepatrias, no hay pluralidad. No hay posibilidad de doctrinas diferentes, de teorías socieconómicas conciliadoras, no hay búsqueda de la verdad.

Sin embargo, muchos países del mundo nos han demostrado que los extremos solo propician no extremismos sino extremistas, y en el equilibrio han fincado sus avances sociales,  políticos y económicos.

La participación social no es flor de un día, no es ave migratoria, sino un derecho inherente a la condición ciudadana; el ser humano, como parte de una sociedad, de un grupo y una comunidad mayor como es una república, es la verdadera célula de la sociedad, antes incluso que la familia.

Por lo anterior, los partidos políticos deben de voltear a ver al ser humano, a la persona, al individuo y, a partir de él, construir el bien social común. Cada persona debe ser respetada en su condición ‘per se’ antes de ser parte de un grupo.

La participación social en esta nueva concepción, no es la que permite el Estado, no es solo la que está reglamentada, porque lo hemos visto con ejemplos claros. Antes de que se conformara el Consejo Ciudadano Consultivo de Búsqueda de Personas Desaparecidas en Guanajuato, los colectivos y asociaciones de familiares, son los que obligaron a las autoridades a actuar en lo que de antemano es su obligación jurídica.

La sociedad no deberá cernirse a que la coloquen dentro de comités de colonos o comunitarios, sino que incluso por cuadras podrá y deberá organizarse para la búsqueda de sus derechos, a la seguridad, a la salud, a la cultura, a la educación, al trabajo, a la libertad misma.

Los grupos intermedios de la sociedad, las nuevas asociaciones sociales, son el futuro de la “polis” como ciudad y de la “cosa pública” que significa la república. La ciudad es del pueblo, el país es del pueblo.

La participación ciudadana, entonces, debe ser antes, durante y después de un proceso electoral como el que estamos  punto de vivir y que es el más importante y grande en la historia del país.

En León podremos elegir un nuevo ayuntamiento, podremos elegir diputados locales y federales. No podemos quedarnos en casa pese a la pandemia, debemos salir a ejercer el derecho que quisieran tener en otros países, de facto, no de simulación.

La creación de agrupaciones sociales está respaldada en la Constitución y en los derechos humanos universales, mientras no se agredan los derechos de otros, este será el propio derecho a ejercer siempre. De ahí provendrá el crecimiento social hacia la plena libertad, hacia la paz y la felicidad de cada persona.

 

Presidente del Colegio de Abogados del Estado de Guanajuato*

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll to Top