La guerra del agua ya comenzó

Por: Ricardo Raphael / @ricardomraphael

Recibir agua por tandas no será más una excepción en Ciudad de México, sino la norma. El jueves de la semana pasada la Secretaría de Administración y Finanzas de CdMx publicó en la gaceta oficial los nuevos criterios para el cobro de derechos de agua.

La única buena noticia es que quienes no reciban flujo constante del servicio podrán aprovechar un descuento de hasta 95%. Esta nueva disposición, sin embargo, porta en la panza un mensaje envenenado: nada se ha podido hacer para frenar el vaciado del sistema Lerma-Cutzamala, que provee entre 25 y 28% del líquido que se consume en el Valle de México.

El contexto más amplio lo ofrecen las fotografías de Crisanta Espinosa, de la agencia Cuartoscuro. Ella, mejor que nadie, ha consignado el vertiginoso vaciamiento de las tres presas más importantes del Lerma-Cutzamala: Bosque, Villa Victoria y Valle de Bravo.

Esas imágenes son la película, cuadro por cuadro, de una cicatriz que crece sin piedad sobre las orillas de esos tres embalses. La presa de Villa Victoria se encuentra a 30% de su capacidad, la de Valle de Bravo estaría a 33% y la del Bosque a 40%. En conjunto, el sistema estaría aportando menos de un 41% respecto de su flujo promedio.

Jamás en la historia de este sistema hídrico se había observado un nivel tan bajo. Y lo que es aún peor, nada anuncia que pueda recuperarse. Ha llovido más que otros años y, sin embargo, no hay recarga que satisfaga la demanda proveniente de la ciudad.

Según previsiones del Organismo de Cuenca de Aguas del Valle de México, el próximo mes de agosto podría dictarse la defunción del sistema Lerma-Cutzamala. Entonces, no solo quedarán desecadas las presas —entre ellas el bello lago de Valle de Bravo—, sino también los tinacos y las cisternas de un número muy importante de colonias de la capital.

La semana pasada vecinos de Toluca y Metepec se movilizaron, haciendo gran ruido, para reclamar que el agua de su región sea desviada para satisfacer la sed insaciable y desordenada de Ciudad de México. En su caso no hay flujo, ni tandas, ni pipas, ni nada.

¿Por qué el agua que desciende del Nevado de Toluca debe atender a una metrópolis que no se preparó para cubrir sus propias necesidades? ¿Por qué las poblaciones locales deben sacrificarse cuando sus cuencas cuentan con suficiente abasto para ellas?

Zoom: ¡Es la guerra del agua que apenas comienza!

Tomada de Milenio.

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