Por: Luis Miguel Rionda / @riondal
El sábado 12 de octubre, día del sistema-mundo (entendido en términos de Immanuel Wallerstein), presenciamos en el Senado de la (aún) República una zarzuela u ópera bufa donde hubo payasos, domadores, equilibristas y contorsionistas, todos danzando alrededor de un tambor de acrílico negro, oscuro instrumento para guillotinar juzgadores. Los palurdos legisladores, en éxtasis de odio, liquidaron sin respeto alguno las trayectorias profesionales de 386 jueces de distrito y 464 magistradas y magistrados de circuito, que en oprobio deleznable se sortearon en la tómbola del despido inicuo e injustificado.
Los mexicanos de mi edad hemos visto muchos episodios vergonzosos protagonizados por los actores del poder público de nuestro país. El ridículo parece consustancial a la soberbia del poder sin límites. Pero hoy testimoniamos nuevas funciones estelares protagonizadas por una nieva fuerza hegemónica que evidencia mucha vocación para el poder, pero también escasos recursos éticos, políticos y culturales para ejercerlo con talento.
Irresponsables, olvidan que juegan con los destinos de profesionales del derecho que, mediante el servicio civil de carrera denominado “carrera judicial” en el poder hoy embestido, han dedicado sus vidas al perfeccionamiento de sus competencias, habilidades y conocimientos sobre las muy diversas ramas jurisdiccionales, cada una de alta especialización. En el show del sábado, con el rebote de una bolita de PVC que portaba un número fatídico, lustros, décadas de esfuerzo, se fueron al caño de la 4T. Muchas vidas familiares serán profundamente afectadas sin remedio, y 850 juzgadores deberán optar por el humillante sometimiento a una elección ante ciudadanos que los desconocen, o bien por la renuncia definitiva a su proyecto de vida.
Uno de estos casos es el de mi amigo Jorge #537, magistrado del noveno circuito en materia civil y administrativa. Tres décadas dedicadas al poder judicial, que representaron estudio esforzado, compromiso profesional y sacrificio familiar, importaron nada. No importó que haya hecho una brillante carrera en Universidad de Guanajuato (1990), ni que tenga la maestría en Ciencias Jurídico-Penales por la misma universidad (segundo lugar en su generación por aprovechamiento), y la maestría en Derecho Constitucional y Amparo, por la Universidad Iberoamericana Campus León. Se suman una “Especialidad en Administración de Justicia en Tribunales de Circuito”, y docenas de cursos y diplomados especializados en varias universidades y en el propio Poder Judicial. Un profesional en permanente capacitación y actualización. También se dio tiempo de ejercer la docencia y la impartición de conferencias en muchas instituciones educativas del país.
Ingresó al Poder Judicial de la Federación en octubre de 1991 como actuario y secretario del juzgado. A partir de ahí, participando en los Concursos de Oposición Libre de la carrera judicial, ascendió en el escalafón hasta lograr la magistratura de circuito en octubre de 2009. Treinta y tres años de trayectoria judicial con expediente impecable. Conocedor profundo de su materia, será sustituido eventualmente por algún abogado bisoño o abogada inexperta, pero popular, muy probablemente con ligas con el partido dominante. No dudo que los litigios administrativos al cargo del juzgador podrían ser definidos atendiendo alguna línea política
Envío un saludo solidario a Jorge #537 y a su familia, todos tan cercanos a la mía. La prudencia y madurez que lo caracterizan le permitirán enfrentar con éxito este momento absurdo dentro de la comedia nacional. #TodosSomosUno #NoEstanSolos https://t.ly/ylt3z
Vía Zona Franca