Poblamiento de “El Bajío”
El Bajío en la antigüedad era lugar de paso de grupos nómadas de recolectores y cazadores. Posteriormente albergó a pequeñas comunidades semi-sedentarias. Pero, para el año 200 a.C., ya se había conformado al sur del Bajío la cultura “Chupícuaro”, que alcanzó cierto esplendor. Practicaron la agricultura –elemento que propicia el sedentarismo y el desarrollo de los pueblos- y su alfarería es calificada como admirable.
Hasta el año 200 d.C., en el corazón del Bajío, se inició el desarrollo de la sociedad denominada la “Tradición El Bajío”, nombre acuñado por el Arqueólogo Efraín Cárdenas –estudioso de esta sociedad en la región-. Se le llama “tradición” a aquella sociedad que por falta de ciertos elementos no alcanza el calificativo de cultura. En este caso, a la Tradición El Bajío, le faltó el comercio y el tributo. Sin embargo, esta sociedad logro florecer alcanzando su máximo esplendor hacia el 900 d.C., año en que la zona sufrió un radical cambio climático propicio el abandono de la zona y la sociedad emergió hacia el Valle de México donde buscó refugio. Después, la región fue huésped de tribus norteñas, hoy conocidas como “Chichimecas” –término dado por los ibéricos y significa salvajes. Por supuesto, estos grupos nunca lo usaron como vocablo para sí mismos-. Estos grupos ocuparon los sitios arqueológicos abandonados por la Tradición el Bajío. Practicaron a menor escala la agricultura y continuaron con sus actividades habituales: la caza y la recolección.
Conquista española
Más tarde, para 1519, los “Chichimecas” habrían de compartir el lugar con grupos Otomís que arribaron al Bajío provenientes del Valle de México y que huyeron de la guerra de Conquista. Sin embargo, la encomienda Española pronto los alcanzó. Así pues, al llegar los ibéricos al Bajío para extender su conquista, lo hallaron ocupado por Otomíes y tribus Chichimecas –Pames y Guamares, entre otros-.
Los Chichimecas ofrecieron una admirable y terminada resistencia que duro varias décadas. Fueron aplacados o sometidos hasta finales del Siglo XVI; hacia 1590. Esta guerra no impidió que los Conquistadores siguieran con su empresa y poblaron la zona con grupos Otomíes y Tlaxcaltecas. La tierra de El Bajío, como casi en todo el territorio conquistado, la parcelaron a través de “Estancias” –grandes extensiones de tierra- para uso ganadero primeramente y, por razones del cambio socioeconómico- agrícola después.
En zonas específicas, fueron para la explotación de minerales –oro y plata principalmente-, las minas reales.
1° de enero 1603: Fundación de Salamanca
Para el año 1602 los españoles hicieron llegar al virrey una petición para que les autorizara la fundación de una nueva ciudad o villa. El virrey les respondió de forma inmediata pidiendo primero que se realizara una investigación para constatar si el sitio que pedían era el adecuado en proporciones y para no dañar los intereses de terceros, y también, verificar las distancias que había desde ese punto hasta las alcaldías de Celaya y León. Para esa labor comisionó a Martín de Jaso, alcalde mayor de Guanajuato. Éste debía dar una descripción del lugar: las estancias que caerían en sus inmediaciones, así como pueblos de indios, montes, valles, ríos, etcétera. Un detallado informe debía llegar al virrey antes de tomar una decisión.
El 16 de agosto de 1602 el virrey don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Conde de Monterrey dio su autorización para la conformación de la nueva puebla, de tal manera, para el primer día del año de 1603 se realizó la fundación formal de la villa que el mismo virrey bautizó como Salamanca.
De acuerdo al archivo histórico, fue otorgada la Merced de fundación solicitada por Bartolomé Sánchez Torrado en apoyo a los españoles y a hijos de españoles que se encontraban trabajando las tierras del Bajío, ya que entre los años 1540 y 1550, se comenzaron a establecer “Estancias”, principalmente de ganado y explotación agrícola, por unos cuantos españoles y colonizadas por grupos pequeños de indios Otomíes, por ello el nombre de Xidoo cuyo significado es tierra sobre tepetate.
Dos alcaldes y cuatro regidores, conformaron el primer Ayuntamiento
El primero de enero de 1603 se reunió Bartolomé Sánchez Torrado de nacionalidad europea, Diego Beltrán Camacho, Andrés García de Valencia, el Capitán Diego de Vengala, Juan de Cuellar, Baltasar González, Diego Fonseca de Oliva, Alonso Rodríguez Manríquez, Luis de Fonseca, Martín García Torrado, Alonso Hernández Romero, Diego Romero, Juan López Ibáñez, Cristóbal de la Cruz Sarabia, Francisco Encal, Jorge Maldonado, Martín Domínguez, Francisco Gómez, Cristóbal de Estrada, Diego Aguado Calderón, Juan de Chavarría, Juan de Abella, Juan Fonseca, Antón Gómez Casilla, Juan de Espinosa Alderete, Martín García de Sosa Domingo Hernández, para elegir a los cuatro primeros regidores: Juan de Cuellar, Baltasar González, Diego Hernández de Oliva y Juan de Chavarría.
Ellos eligieron a dos Alcaldes, Andrés García de Valencia y Bartolomé Sánchez Torrado ahí quedó declarada la fundación de Salamanca, y electo su primer cabildo formado por cuatro regidores y dos alcaldes ordinarios, dando inició legalmente la vida y existencia de la Villa de Salamanca.
Fue hasta el año de 1895 cuando se conoció como ciudad.
Fuente El Sol de Salamanca, Grupo Editorial Centenarios – Kiosco de la Historia. Monografía de Salamanca.