El legado del Papa Francisco

Por: Héctor Andrade Chacón / @hectorandrade70

Este lunes 21 de abril, el mundo despertó con la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, quien a los 88 años dejó este mundo tras una vida dedicada al servicio de su Iglesia y de los más vulnerables. Su partida, coincidente con el fin de la Semana Santa e inicio de la Semana de Pascua, marca el fin de un momentum en la que la Iglesia Católica encontró una voz renovadora, cercana y profundamente humana, algo que sin embargo también permitió mostrar la serie de vicios y divisiones que anidan al interior de la curia católica.

Jorge Mario Bergoglio, nacido en Buenos Aires, Argentina, y quien tuvo que vivir los difíciles años de la dictadura en su país natal entre finales de los años setenta y principios de los ochenta, no solo transformó la percepción global del papado, sino que también dejó una huella imborrable en la comunidad católica mexicana y latinoamericana.

Desde su elección en 2013, Francisco se convirtió en un símbolo de esperanza para millones de fieles en América Latina, una región históricamente marcada por desigualdades sociales, económicas y políticas. Su origen sudamericano y su formación jesuita le otorgaron una perspectiva única, profundamente arraigada en las realidades de los pueblos latinoamericanos. Con palabras sencillas, el Papa Francisco logró conectar con los fieles católicos, llevando un mensaje de amor, misericordia y justicia social que resonó en cada rincón del continente. Sin embargo, hay que reconocerlo, su voz se diluyó ante la realidad del accionar de la política local, plena de confrontaciones e intereses de las élites más poderosas.

En México, su impacto fue particularmente significativo. Durante su visita en 2016, recorrió lugares emblemáticos como Chiapas, Ciudad Juárez y Morelia, llevando consuelo a comunidades indígenas, migrantes y jóvenes en situaciones de vulnerabilidad. En cada encuentro, Francisco no solo ofreció palabras de aliento, sino que también hizo un llamado a la acción, instando a los líderes religiosos y políticos a trabajar por un país más justo y solidario. Su mensaje de inclusión y su lucha contra la corrupción y la violencia dejaron una marca indeleble en el corazón de sus seguidores mexicanos.

Este lunes, desde temprano, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha emitido el pesar del “pueblo mexicano” en su calidad de Jefa de Estado.

A nivel latinoamericano, Francisco se destacó por su defensa de los derechos de los más pobres y marginados. Su encíclica Laudato Si’ fue un llamado urgente a cuidar la “casa común”, abordando el cambio climático y sus efectos devastadores en las comunidades más vulnerables. Además, su enfoque pastoral hacia los migrantes y refugiados reflejó su compromiso con los valores del Evangelio, recordando a todos que “nadie es extranjero en la casa de Dios”.

El legado del Papa Francisco trasciende las fronteras de la religión. Fue un líder que no temió abordar temas controvertidos, como la inclusión de las mujeres en roles más activos dentro de la Iglesia, el acompañamiento pastoral a personas LGBTQ+, y la necesidad de una reforma estructural en el Vaticano. Su valentía para enfrentar estos desafíos lo convirtió en una figura clave del siglo XXI, no solo para los católicos, sino para todos aquellos que buscan un mundo más equitativo y compasivo. Eso le granjeó grandes enemigos al interior de la propia Iglesia.

Hoy, América Latina despide a uno de sus hijos más ilustres y su partida deja a la Iglesia Católica en un proceso de sucesión que mostrará si en realidad la institución cambió con su papado o se ha afirmado el conservadurismo al interior, buscado retomar el poder desde la silla de San Pedro.

Descanse en paz, Papa Francisco.

Tomada de ParaleloX.

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