El día del huevo se festeja cada segundo viernes de octubre y México a través del Instituto Nacional Avícola, se suma a los más de 40 países que integran el Consejo Internacional del Huevo (international Egg Commission).
De acuerdo a la Comisión Internacional del Huevo (IEC por su sigla en inglés), la fecha se estableció en Viena 1996, “cuando se decidió celebrar el poder del huevo cada año”.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), señala que México es, desde 2019, el 4° productor mundial de huevo con más de 2.77 millones de toneladas anuales. Esto significa que un huevo de cada 27 que se producen en el mundo es orgullosamente mexicano.
El huevo es indispensable dentro de la canasta básica alimentaria de los mexicanos, posicionando a México como el primer consumidor de huevo a nivel mundial, seguido de países como Japón, Colombia, Argentina, China y Estados Unidos.
Una investigación de la Unión Nacional de Avicultores, se estima que un mexicano promedio consume 345 huevos al año, lo que se traduce en 26 kilos al año.
Mitos sobre consumo de huevo:
1.- Uno de los mitos más conocidos acerca del huevo es que se piensa que hace daño a la salud porque eleva los niveles de colesterol. Si bien es cierto que el huevo contiene colesterol, se ha demostrado que la cantidad que comprende no es la suficiente como para generar padecimientos cardiovasculares. Hoy en día, se sabe que los niveles de colesterol en sangre y el riesgo de enfermedad cardiovascular dependen más bien de otros factores como la alimentación, el sedentarismo, fumar, sufrir de hipertensión, el estrés, etcétera.
2.- Hace algunos años, se creía que comer el huevo crudo era la forma más óptima de consumirlo para aprovechar todos sus nutrientes. Actualmente, gracias a los avances científicos en materia alimentaria, sabemos con certeza que esto es un error, pues es incluso riesgoso consumir de forma habitual el huevo crudo; en primer lugar porque los nutrientes del huevo se asimilan de mejor forma cuando éste ya se encuentra cocido, y en segundo lugar, debido al riesgo de contraer salmonella. En caso de que el huevo contuviera dicha bacteria, al momento de la cocción sería eliminada definitivamente.
3.- Durante mucho tiempo se creyó que la parte más benéfica y nutritiva del huevo eran las claras, ya que también se suponía que en la yema se encontraban los componentes malos para la salud, por lo que durante mucho tiempo se popularizó la idea de comer sólo las claras del huevo. Estas aseveraciones son falsas, pues el aporte nutrimental del huevo radica en consumir la pieza completa, sin excluir alguna de sus partes, pues al hacerlo, se estarían privando de los nutrientes contenidos en las yemas.
4.- ¿Existirá alguna diferencia entre el huevo rojo y el huevo blanco? Mucha gente aseguraba que el huevo rojo posee más ventajas nutricionales que el huevo blanco. De esta forma, se creyó durante algún tiempo que era mejor el consumo del huevo rojo, sin embargo, en la actualidad sabemos que no existe tal diferencia y que ambos son exactamente igual de nutritivos y que el aspecto exterior del huevo solo está determinado por el tipo de gallina del cual proviene, es decir, si es una gallina blanca, los huevos serán blancos y si es una roja, los huevos serán de dicho color, sin que eso haga alguna distinción en sus propiedades nutricionales.
Es un antioxidante y antiinflamatorio natural
El huevo es la obra maestra de la nutrición. Dos piezas contienen cerca de 13 gramos de proteína (un buen trozo de carne, por ejemplo, cuenta con cerca de 60 gramos), pero con todos los aminoácidos. Además, tiene la proporción perfecta de lípidos: dos tercios de grasas insaturadas y un tercio de grasas saturadas.
José Antonio Quintana López, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVyZ), indicó que este producto tiene un bajo aporte calórico (90 calorías por huevo) y proporciona una gran sensación de saciedad.
Quintana López resaltó que en el núcleo del huevo están todas las vitaminas, excepto la C, y todos los minerales. “Su lípido activo es muy adecuado para mejorar la memoria, sobre todo en niños y ancianos”.
La yema contiene selenio, que sirve como antioxidante natural; ácido siálico, antiinflamatorio; y carotenos, que aminoran el riesgo de desarrollar cataratas oculares en personas mayores. “En su núcleo tiene luteína, selenio, colina, lecitina y ácido fólico; aun así, muchas personas lo desperdician, cuando es, sin duda, un alimento nutracéutico”.
La colina, abundó el académico de la FMVyZ, contribuye en el embarazo al desarrollo adecuado del cerebro y sistema nervioso del bebé; y el ácido fólico previene la espina bífida y fortalece el sistema nervioso central.
En las personas en plenitud, previene la sarcopenia y evita la desnutrición senil; es decir, se anticipa a la pérdida de volumen muscular.
Cosmético y versátil
Sus carotenoides actúan como antioxidantes naturales, y eso no sólo nutre la piel y el cabello, sino que también ayuda a disminuir las arrugas; la lecitina colabora en la desintoxicación del pelo, y la zeaxantina protege y mejora la vista.
Además de sus propiedades nutricionales, sirve en la gastronomía como adhesivo, espesante, espumante (capeado) y aglutinante.
Éste es el mundo que se vive al interior de un cascarón, que tampoco se desperdicia, pues pulverizado como talco ya es utilizado en algunos países como Cuba, para la elaboración de dulces y alimentos, concluyó Quintana López en la conferencia Beneficios del Consumo del Huevo, realizada en la 3ª Feria del Libro de Ciencias de la Salud 2018, en el Palacio de la Escuela de Medicina.
Fuentes: El Universal, AviNews, UNAM.