Beber de dos a tres litros de agua diarios, es lo que comúnmente recomiendan los especialistas a la población en general ya que este vital líquido ayuda a tener un correcto estado de hidratación, nutrición y salud; sin embargo, todo abuso es nocivo y para el agua no es la excepción.
El consumo excesivo de agua puede desencadenar un desequilibrio hidroelectrolítico en el organismo, lo que provoca una acumulación de líquido en los tejidos conocida como edema intracelular.
Según la información proporcionada por David Duarte, médico y homeópata del IPN, nombrado Doctor Honoris Causa por parte de El Claustro Doctoral del Centro Universitario de Alternativas Médicas en conjunto con la Universidad Iberoamericana de Ciencias y Desarrollo Humano, este fenómeno ocurre cuando el cuerpo no logra eliminar el exceso de agua, lo que lleva a una disminución en la concentración de sodio en el organismo, una condición denominada hiponatremia.
Este desequilibrio puede tener consecuencias significativas en la salud, ya que afecta tanto el volumen de líquido dentro de las células como el líquido extracelular.
Hipertensión y Celulitis por hiperhidratación
De acuerdo con los datos presentados en la cuenta oficial del especialista, un ser humano promedio de 70 kilogramos contiene aproximadamente 42 litros de agua en su cuerpo, distribuidos en 28 litros dentro de las células, 10 litros en el líquido extracelular y 3 litros en la sangre. Sin embargo, en casos de edema intracelular, esta distribución puede alterarse drásticamente, llegando a acumular entre 10 y 15 litros adicionales de líquido dentro de las células.
Este exceso de agua puede manifestarse externamente en forma de celulitis, especialmente en mujeres, afectando áreas como las piernas, los glúteos y el abdomen. Aunque comúnmente se asocia con grasa o flacidez, el edema intracelular es la causa subyacente en muchos casos.
El tratamiento de este desequilibrio puede incluir el consumo de sal, ya que el aumento de la concentración osmótica generado por la sal extrae el líquido acumulado dentro de las células hacia el espacio extracelular.
Este proceso puede aliviar el edema intracelular, pero también puede provocar un aumento inmediato en el volumen de líquido extracelular y, por ende, en la presión arterial. Según lo explicado, este incremento en la presión ocurre porque el volumen de sangre también se eleva al redistribuirse el líquido en el cuerpo.
De acuerdo con Duarte, durante décadas se ha promovido la reducción del consumo de sal y el aumento de la ingesta de líquidos como prácticas saludables. Sin embargo, estas recomendaciones podrían haber contribuido a la prevalencia de la hiperhidratación y la hiponatremia crónica en la población.
En estudios realizados con personas que presentan edema intracelular, la introducción de sal en su dieta ha demostrado efectos inmediatos en la presión arterial debido al aumento del volumen de líquido extracelular. Por el contrario, en individuos sin este tipo de edema, el consumo de sal no genera cambios significativos, ya que no hay exceso de líquido que eliminar por ósmosis.
La información sugiere que la comprensión y el manejo del equilibrio hidroelectrolítico son fundamentales para abordar problemas como la celulitis, la hipertensión y otros trastornos relacionados con el exceso de agua en el cuerpo.
El riñón es el órgano encargado de filtrar y eliminar el exceso de agua
De acuerdo con David Duarte, el riñón, órgano encargado de filtrar y eliminar el exceso de agua y desechos del cuerpo, tiene un límite fisiológico que le impide procesar agua destilada o líquidos con una concentración de sal inferior a 1.5 o 2 gramos por litro.
Según explicó, cuando se excede este límite, el agua no puede ser eliminada de manera eficiente y comienza a acumularse en el cuerpo, lo que puede desencadenar diversas complicaciones.
El riñón funciona como una bomba de ósmosis inversa, un proceso que requiere una cantidad mínima de electrolitos para expulsar el agua del organismo. Si el líquido ingerido tiene una concentración de sal inferior al umbral mencionado, el agua se retiene en el cuerpo y se distribuye hacia las células, donde se acumula debido al fenómeno de ósmosis.
Este proceso ocurre porque el agua tiende a moverse hacia áreas con mayor concentración de electrolitos, lo que provoca que las células se hinchen. Este edema intracelular puede manifestarse externamente como hinchazón en zonas como las piernas, el abdomen o los glúteos, lo que a menudo se confunde con grasa, pero en realidad es líquido acumulado.
De acuerdo con el experto, puede agravarse en situaciones específicas, como al consumir alcohol de forma excesiva, ya que el cuerpo suele pedir alimentos salados, como cacahuates, para compensar la pérdida de electrolitos.
Si se ingieren grandes cantidades de líquido, el agua retenida puede dirigirse al cerebro y esto puede provocar dolores de cabeza intensos, que comúnmente se asocian con la resaca. Sin embargo, el problema no radica únicamente en el alcohol, sino en el desequilibrio entre la cantidad de líquido ingerido y la falta de electrolitos.
Cuando esta situación se prolonga en el tiempo, puede derivar en una condición de hiperhidratación crónica, acompañada de hiponatremia, que es un nivel anormalmente bajo de sodio en la sangre.
Este problema es cada vez más común debido a la tendencia de muchas personas a consumir grandes cantidades de agua sin prestar atención a la proporción adecuada de sal en su dieta.
Los síntomas de la hiponatremia incluyen:
- Náuseas y vómitos
- Dolor de cabeza
- Confusión
- Pérdida de energía, somnolencia y fatiga
- Inquietud e irritabilidad
- Debilidad muscular, espasmos o calambres
- Convulsiones
- En casos extremos, coma
¿Cuánta agua necesitamos realmente?
Para que una persona se mantenga sana, las autoridades sanitarias recomiendan beber de seis a ocho vasos de agua al día.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria recomienda 2 litros para las mujeres y 2,5 litros para los hombres. Esto incluye agua de todas las fuentes, incluyendo alimentos, no solo bebidas.
La mayoría de los alimentos, como frutas, verduras, arroz e incluso frutos secos, contienen agua. La sandía, por ejemplo, está compuesta por aproximadamente un 92 % de agua.
Y puede que ni estas recomendaciones resulten universales.
El profesor John Speakman, de la Universidad de Aberdeen (Escocia), participó en un estudio global que analizó la ingesta de agua en más de 5.000 personas en 23 países.
“Los hombres de entre veinte y sesenta años probablemente necesitan unos 1.8 litros al día. Y las mujeres del mismo grupo de edad necesitan entre 1.5 y 1.6 litros. A partir de los 85 años, aproximadamente, solo se necesita un litro al día”, explica el profesor Speakman.
Pero la cantidad de agua que una persona necesita depende de factores como el peso corporal, la actividad física, la edad, el sexo y las condiciones ambientales.
“El factor que más influye en la cantidad que necesitas es tu estatura”, añade.
“Si vives en un lugar cálido y húmedo, tus necesidades de agua serán considerablemente mayores que las de alguien que vive en un lugar frío y seco”.
La sed es la señal natural del cuerpo de que necesita más agua. El color de la orina es otro buen indicador de hidratación: el amarillo pálido indica que estás bien hidratado, mientras que el amarillo oscuro puede indicar deshidratación.
También necesitarás beber más líquidos si tienes vómitos o diarrea.
El agua desempeña un papel crucial en casi todas las funciones corporales
Según la Facultad de Medicina de Harvard, algunas de estas son:
- Transportar nutrientes y oxígeno a las células
- Eliminar bacterias de la vejiga
- Favorecer la digestión
- Prevenir el estreñimiento
- Normalizar la presión arterial
- Amortiguar las articulaciones
- Proteger órganos y tejidos
- Regular la temperatura corporal
- Mantener el equilibrio electrolítico (sodio)
¿Qué pasa si no bebes suficiente agua?
Nuestro cuerpo pierde agua constantemente al sudar, orinar e incluso respirar. Para funcionar correctamente, es necesario reponer este líquido perdido, un proceso conocido como equilibrio hídrico.
Cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere, puede producirse deshidratación.
Esto puede provocar diversos problemas de salud graves:
- Orina de color amarillo oscuro y olor fuerte
- Orinar con menos frecuencia de lo habitual
- Sensación de mareo o aturdimiento
- Sensación de cansancio
- Sequedad en la boca, labios y lengua
- Ojos hundidos
En casos graves, la deshidratación puede causar confusión, ritmo cardíaco acelerado e incluso insuficiencia orgánica, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Fuentes: Infobae, BBC, Gobierno de México. Gráfico Fundación Aqua