Personalizar las preferencias de consentimiento

Usamos cookies para ayudarle a navegar de manera eficiente y realizar ciertas funciones. Encontrará información detallada sobre cada una de las cookies bajo cada categoría de consentimiento a continuación.

Las cookies categorizadas como “Necesarias” se guardan en su navegador, ya que son esenciales para permitir las funcionalidades básicas del sitio web.... 

Siempre activas

Las cookies necesarias son cruciales para las funciones básicas del sitio web y el sitio web no funcionará de la forma prevista sin ellas. Estas cookies no almacenan ningún dato de identificación personal.

No hay cookies para mostrar.

Las cookies funcionales ayudan a realizar ciertas funcionalidades, como compartir el contenido del sitio web en plataformas de redes sociales, recopilar comentarios y otras características de terceros.

No hay cookies para mostrar.

Las cookies analíticas se utilizan para comprender cómo interactúan los visitantes con el sitio web. Estas cookies ayudan a proporcionar información sobre métricas el número de visitantes, el porcentaje de rebote, la fuente de tráfico, etc.

No hay cookies para mostrar.

Las cookies de rendimiento se utilizan para comprender y analizar los índices de rendimiento clave del sitio web, lo que ayuda a proporcionar una mejor experiencia de usuario para los visitantes.

No hay cookies para mostrar.

Las cookies publicitarias se utilizan para entregar a los visitantes anuncios personalizados basados ​​en las páginas que visitaron antes y analizar la efectividad de la campaña publicitaria.

No hay cookies para mostrar.

A las patadas…

Por: Luis Miguel Rionda / @riondal

Terrible asunto este del exfutbolista metido a pseudopolítico Cuauhtémoc Blanco. El personaje siempre me ha causado, por decir lo menos, antipatía. Mis razones son subjetivas y seguramente empañadas por mis prejuicios contra las “estrellas del espectáculo”, sea cual sea éste. Hoy estudio su biografía y sólo le encuentro un talento: las patadas bien dadas. Pero fuera de eso no le veo otras aptitudes. No sabe hablar, no tiene pensamientos complejos, tiene desplantes corporales machistas y vulgares, hay testimonios de su incapacidad y venalidad para gobernar, etcétera.

¿Cómo llegó a las primeras filas de la política nacional?

Veo que no tiene estudios más allá de la primaria. Eso no es impedimento para dedicarse a la política, por supuesto, pero es un recurso que ayuda mucho a desarrollar las capacidades de abstracción y comunicación. Todos los que en algún momento hemos buscado un empleo debimos documentar nuestro grado de estudios, porque hoy hasta para ser chalán te piden primaria o secundaria.

La revista Proceso publicó el 12 de septiembre pasado un perfil educativo de los legisladores federales entrantes: 3.6% diputados no proporcionaron su nivel de estudios [ahí debió ubicarse nuestro personaje]; 2.4% tienen educación secundaria; 6.4% nivel medio superior, y 2% son técnicos. Pero 59.4% concluyeron licenciatura, 22% realizaron maestría y un sensible 4.2% posee doctorado. Nada mal. Al menos en este indicador nuestros políticos salen bien librados.

¿Por qué partidos como el Socialdemócrata de Morelos, Encuentro Social y Morena lo catapultaron a importantes posiciones políticas? Por su popularidad evidentemente. Pero hay testimonios de que cobró caro su amor a esos partidos, pues su nombre es una marca. Los escándalos y el desgobierno han caracterizado sus diez años en la política.

No es de sorprender que vuelva a atraer las nubes de la desvergüenza. Obligó a Morena a embarrarse en el lodo de una defensa machista, que ha manchado sobre todo a las morenistas, priístas y verdes. Las petistas salvaron la cara de la 4T.

En el mes de las mujeres, es inconcebible que el partido mayoritario malgaste su capital político en la defensa de un evidente misógino. Si la cordura hubiese imperado en los líderes de ese partido, era preferible fundir el fusible de un diputado que nunca ha tenido participaciones o aportes de algún valor a la legislatura. ¿Qué se le debe al divo de los tacos futboleros? ¿No era preferible conceder una evidencia de que en efecto “llegó una y llegamos todas”? ¿Dónde quedó el “yo sí te creo”?

Concedo que el señor tiene derecho a la presunción de su inocencia. Para ello ¿qué mejor que someterse a la justicia con la frente en alto? Pero sospecho que hay miedos bien fundados de que se evidencie una verdad incómoda, que puede costarle muy caro al indiciado y sus secuaces. Por lo pronto, la primera factura ya la presentó el importante conjunto de diputadas que alzaron sus voces con valor, incluso contra sus lideres. Ahí se sembró la semilla de la libertad.