Por: Darío Mendoza / @dariomendoza
La precampaña de la candidata del oficialismo se sacudió la semana pasada, después de llevar una ruta sin mayores sobresaltos y con un ascenso marginal. Sin embargo, la sacudida no vino por el lado de la oposición, sino desde las filas de Morena. Fueron tres eventos que sacaron de sus casillas a la candidata oficial.
El primer suceso fue cuando Sanjuana Martínez, exdirectora de Notimex, acusó que desde la Secretaría del Trabajo le pidieron 30 millones de pesos para la campaña de Claudia Sheinbaum. El segundo evento se generó cuando Claudia no pudo imponer, para un segundo periodo, a su fiscal Ernestina Godoy, lo que demuestra que trae un bastón, pero sin mando, porque este hecho se suma al descarrilamiento de su cercano, Omar García Harfuch, a quien quería dejar como candidato de la Ciudad de México y que tampoco logró su objetivo; lo que la está mostrando como una política débil. El tercer suceso que exhibió su estado de ánimo agitado y molesto fue cuando un reportero de Latinus, le preguntó por el caso de Bobby López Obrador y su tráfico de influencias.
El lenguaje corporal que proyecta Claudia en estos tiempos es el de una persona a la que sus emociones la rebasan, es como si no tuviera una cómoda ventaja en las encuestas; lo que se observa es que no está contenta por la guerra interna que está viviendo y su debilidad política que se hace manifiesta al no poder imponer a su gente de confianza. Obviamente hoy por hoy, Claudia no puede mostrarse como quisiera ¡no! mientras no se siente en la silla y por fin tenga el poder. Por ahora permanece encadenada a lo que le marca el que si tiene el mando y control absoluto.
Por eso algunos comentan que estos sucesos son en realidad mensajes del más alto nivel, para demostrarle que ella no se manda sola y que en cualquier momento podría ser reemplazada, mientras no empiece la campaña electoral oficial. La fuerza del “Maximato” siempre amenazante, es el fantasma que pesa en la campaña de la candidata oficial.
Y algo más se mueve, porque el presidente que había dicho que el plan C era obtener el pleno control del Congreso y el Senado para luego modificar más leyes que le den el control total de los tres poderes y del mismísimo árbitro electoral. Pues bien, tal parece que algo lo aceleró y no va a esperar hasta que llegue el nuevo Congreso, y por eso anunciará el próximo 5 de febrero el lanzamiento de esas reformas para que se consolide el hiper presidencialismo 4.0, donde la nación marche bajó un solo poder, el poder del jefe máximo.
¿Por qué adelantar las reformas desde ahora? Es evidente que pretende asegurarse que ese será el mapa de ruta que tendrá que dominar la campaña presidencial de la mismísima Claudia Sheinbaum. Y asegurarse que no habrá otras fuerzas que presionen a su candidata a frenar el vértigo de las transformaciones legales para consolidar su poder.
Así que el eje de la campaña será reestablecer el presidencialismo y el Maximato obradorista, con un modelo donde se diga “Aquí vive el presidente, pero el que manda vive enfrente” como en la época del jefe máximo de la revolución, el general Plutarco Elías Calles, que con la fuerza del ejército impuso la construcción de un sistema que dominó todo el siglo XX, pero aderezado con los modelos “exitosos” de Cuba y Venezuela donde el “pueblo manda”.
El INE está prácticamente capturado, Movimiento Ciudadano sigue la ruta que se le traza desde Palacio Nacional, y la misma candidata de Morena, incómoda y molesta debe seguir las coordenadas que se le marcan, o seguirá siendo sacudida con denuncias, no olvidemos que ya Marcelo Ebrad acusó lo mismo que Sanjuana, y no hubo sanción alguna para Marcelo.
De modo que hoy por hoy la campaña presidencial se juega desde palacio nacional, y no desde las candidaturas y sus partidos.
Aún habrá más sacudidas, esto apenas comienza.
“Un hombre no es desdichado a causa de la ambición, sino porque ésta lo devora.”
Montesquieu
