Guanajuato, Gto.- En la mima y la iglesia de la Valenciana, la actividad turística ha logrado fortalecer al comercio, lo que ha beneficiado a prestadores de servicios, artesanos y comerciantes, quienes obtienen lo suficiente para el sustento de sus familias.
Atraídos por la mina que comenzó a ser explotada en años de posteriores al 1530 cuando llegaron los primeros grupos de conquistadores españoles a lo que hoy es la ciudad de Guanajuato, los turistas también logran conocer la historia.
La mina de la Valenciana es considerada como la más importante en la historia de la conquista, al ser el centro minero que más plata exportó por esas fechas a la corona española.
Mientras la iglesia en honor de San Cayetano cuenta con el atractivo que sus altares están chapeados en oro que fue extraído de la misma mina, además que su estilo arquitectónico conocido como “churrigueresco” le da otro atractivo.
De esta forma y con todo lo que tiene que ofrecer al visitante, tanto la iglesia, como la mina son un lugar de visita obligada para el turista que llega a Guanajuato, ya sea de ciudades o Estados vecinos y también del extranjero.
En el lugar los mismo laboran comerciantes, que artesanos, guías de turistas y promotores turísticos, quienes en este espacio han logrado encontrar la forma para obtener el sustento para sus familias.
Todos ellos trabajan los 365 días del año y aunque hay temporadas bajas en el turismo, todos los días llegan para ofrecer sus productos, comidas y servicios a los visitantes.
“Si hay gente, si viene la gente a veces más a veces menos, pero para nosotros lo importante es estar aquí todos los días y poder ganar algo para llevar a la casa a nuestras familias”, dijo Pedro Luis, quien junto con su esposa atiende una cocina económica.
Todos ellos esperan la llegada de los grupos de turistas que adquieren los artículos y productos que ofrecen a precios económicos, con la finalidad que el turista se lleve una buena impresión.
En el lugar se pueden adquirir artesanías de metales como oro y plata, piezas de cerámica, madera y los recuerdos que los visitantes suelen llevar para regalar a sus familiares y tener en cuenta su visita al lugar.
“Ahorita, aunque hay poca gente si vendemos algo, pero así es entre semana, cuando hay más gente son los fines de semana que llegan grupos enteros y compran de todo”, afirmó Juan Santoyo, guía de turistas.
Quienes aquí laboran consideraron que están en buen lugar y tienen que esforzarse por mejorar y dar mejor servicio y atención al turismo que por muchos años los ha beneficiado con su presencia.