Es común que el candidato a la presidencia salga del gabinete. De preferencia de la primera fila. Y ese asiento es Gobernación. Algo más: Adán Augusto es de los leales a López Obrador. Así, para la recta final de su gobierno el presidente tendrá un operador político y un precandidato más para la grande. Abre el juego.
Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard traen un serio desgaste por la L12. Tomando en cuenta los resultados de las elecciones del 6 de junio en la CDMX, a ninguno de los dos les alcanza. Ambos tienen y tendrían un severo voto de castigo de la Ciudad y del Estado.
Por alguna razón Ricardo Monreal no es del agrado de Andrés Manuel. No solamente no lo menciona como posible sucesor sino que no confía en él y ya le mandó a Gabriel García y a Olga Sánchez para restarle margen de acción política.
No le quedan muchos caminos a Monreal. Rico ya es, junto con su familia. O sigue en la 4T o va contra la cuarta. Capacidad de narrativa y argumentación la tiene. Ni cuenta con un vasto grupo político ni económico pero puede ser una pieza fundamental que articule al interior de la 4 o en contra.
Andrés Manuel quiere hacer historia y a toda costa tratará de dejar un gallo ganador. Lo peor que le pueda ocurrir es que Morena y aliados pierdan la elección en el 24. Entonces sí la 4T habría sido un muy mal chiste.