Por: Periodista Fidel Ramírez Guerra / @periodistafgr
En los próximos días Marko Cortés anunciará al coordinador de la fracción panista en San Lázaro: hay versiones de que el guanajuatense Juan Carlos Romero Hicks pudiera repetir. La orientación con mayor fuerza es que Jorge Romero es el de mayores posibilidades.
Juan Carlos ya tuvo su oportunidad y por más esfuerzo que hizo su penetración para contrarrestar a la 4T fue insuficiente. En realidad quedó al desnudo: no es líder, no tiene la fuerza política y su perfil está estancado. Sencillamente ha tenido del año 2000 para acá un crecimiento artificial de la mano del foxismo, fecha en que dejó la Universidad de Guanajuato, donde fue rector.
Tibio, inconsistente, de nula capacidad político – ideológica, Juan Carlos Romero ha crecido en la coyuntura. Se subió al tren del cambio – la alternancia – y ahí se la ha llevado, en un cómodo vagón (gobernador, director del Conacyt, senador, diputado federal por segunda ocasión: eso sí, en las urnas, en blandito distrito, sin contendiente serio en frente)
Egoísta con sus compañeros, ególatra, Juan Carlos Romero cree que la virgen le habla. Cree que donde pisa se hunde y que él fue hecho a mano por Dios. En realidad es un simple burócrata menor que tuvo suerte en el portazo que dio Fox ganando la presidencia.
La fracción requiere un coordinador de peso. Contundente. Armado en batallas de verdad y, también, ese perfil que teja fino en la gran alianza pro 24 que se viene.
Romero Hicks no tiene la estatura. Nunca la ha tenido. Lo suyo ha ido de coyuntura y eso no forja,