En entrevista, la Licenciada Erika Arroyo Bello con el Periodista Fidel Ramírez Guerra, se definió como una mujer de causas.
En la actualidad encabeza el ‘Colectivo 50+1 Guanajuato’, donde se apoya en el empoderamiento de las mujeres y acompañamiento dentro de la política.
1.- ¿Política activa o vida privada?
De lo que estoy alejada es de la política partidaria.
Comparto el sentimiento de muchas personas. Para bien o para mal, somos una sociedad más madura, más crítica, más demandante respecto a la toma de decisiones del Gobierno y de los partidos políticos.
Al final, todo es política. La relación con tu pareja es política, con los hijos, con los vecinos, con las organizaciones deportivas, todo es política.
Soy una mujer de causas, y esto me ha llevado a encabezar el colectivo 50+1 en Guanajuato. Estoy convencida de que las causas trascienden a los tiempos en el poder y que desde la Trinchera ciudadana se pueden lograr grandes cosas.
2.- ¿Cómo se ha sentido en su despacho: ya le tomó sabor?
Me gusta mucho lo que hago. He aprovechado al máximo este tiempo, me ha servido para estar con mi familia, también para reconectar con las causas sociales y las necesidades de la gente.
Muchas mujeres, como yo, trabajan y tienen el gran reto de sacar a su familia adelante, de formar hombres y mujeres de bien (tarea nada sencilla, pero que hacemos con amor todos los días).
También he aprovechado para seguirme preparando, recién culmine un diplomado en psicología, y lo seguiré haciendo en cualquier materia que pueda abonar a apoyar a la gente.
Sigo llevando algunos casos de apoyo a mujeres y a niños. Recientemente, junto con mujeres valiosas en política, formamos el colectivo 50+1 Guanajuato, que tiene como finalidad, empoderarlas y darle acompañamiento a la mujeres en política, para apoyar una agenda de género y el Compromiso con la causa.
La verdad es que tiempo es lo que me falta, pero me siento satisfecha. Al final del día, siento la satisfacción del deber cumplido, y eso me da paz.
3.- ¿Extraña la vida pública?
Extraño tener la infraestructura para poder apoyar a más personas, sobretodo a mujeres y a niñ@s. Me siguen llegando peticiones y solicitudes, algunas las atiendo, pero es imposible hacer lo que antes.
La gente se acuerda del trabajo realizado, es muy común subirme a un taxi y que lo recuerden o ir a algún comercio y que tengan alguna anécdota. Esto me llena de alegría, porque quiere decir que logramos impactar directamente en la vida de las personas.
Si extraño, porque sé que mi vocación es el servicio, y por lo regular la cabeza me da vueltas creando proyectos o alternativas de solución a las problemáticas que nos aquejan hoy en día.
4.- ¿Tiene usted las condiciones para participar en el proceso electoral de 21?
No, no las hay. Lo que si hay es la voluntad de seguir trabajando, y lo haré desde cualquier lugar en donde esté.
5.- ¿Es fortaleza o debilidad ser hija de Francisco Arroyo?
Tener a tus padres es una bendición.
Respeto y admiro a mi padre en lo profesional, aunque no quiere decir que siempre estemos de acuerdo en todo. La gente piensa que siempre hablamos de política, y la verdad es que no es así. Tenemos gustos en común, la política, como el Arte, la cultura, la Lectura, el ejercicio, la gastronomía, y somos como cualquier familia, unidos. Pero cada uno tiene una forma de pensar y de hacer las cosas.
En política, se tiende a pensar que detrás de una mujer en el Poder hay un hombre, y es un estereotipo que tenemos que combatir, porque, cuando menos en este caso, no es así.
De mis padres sólo tengo cosas buenas que decir de los dos. De los dos heredé el valor de la justicia. Mi madre siempre ha sido feminista, aunque ella no lo sabía, pero siempre me apoyó a seguir mis sueños y a prepararme para hacerlo. “Si lo vas a hacer, hazlo bien”, siempre me ha dicho.
Es una mujer muy fuerte y decidida. En su momento dio clases en la Casa de Gestión, y siempre estaban abarrotadas porque eran muy buenas. Gracias a ese tipo de actividades, pudimos lograr que muchas mujeres (y también hombres) pudieran capacitarse para tener independencia económica.
Son el origen, gracias a ellos soy lo que soy.