Los nematodos son un tipo de gusanos redondos que pueden agruparse para crear una estructura coordinada en forma de torre viviente que facilita el desplazamiento. Este comportamiento se había observado en el laboratorio, pero se produce también en la naturaleza, según ha documentado un grupo de investigadores.
“Una torre de nematodos no es solo un montón de gusanos”, es “una estructura coordinada, un superorganismo en movimiento”, dijo Daniela Pérez del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal (Alemania), una de las autoras del estudio que publica Current Biology.
Los nematodos son los animales más abundantes de la Tierra y cuando existe competencia por la falta de comida se suben unos encima de otros hasta que sus cuerpos forjan una torre viviente que se retuerce hacia el cielo, donde pueden agarrarse a un animal que pase hacia pastos más verdes y espaciosos.
Torres de nematodos documentadas en huertos
Hasta aquí, este tipo de estructuras solo se habían observado en laboratorio, pero ahora el equipo, formado también por la Universidad de Constanza (Alemania) ha grabado en video cómo los gusanos se elevan sobre las manzanas y peras caídas de los huertos locales.
El equipo combinó el trabajo de campo con experimentos de laboratorio para aportar la primera prueba directa de que el comportamiento en torre se produce de forma natural y funciona como medio de transporte colectivo.
Meses de trabajo con un microscopio digital observando fruta en descomposición en huertos cercanos a la universidad permitió grabar la aparición natural y el comportamiento de las torres de gusanos.
Algunas de estas torres fueron llevadas al laboratorio, donde observaron que estaban formadas solo por nematodos de una especie y todos en una fase larvaria conocida como ‘dauer’.
El equipo científico observó que las torres de nematodos respondieron al tacto y se adhirieron colectivamente a insectos como las moscas de la fruta. El equipo científico observó que las torres de nematodos respondieron al tacto y se adhirieron colectivamente a insectos como las moscas de la fruta.
Desplazamiento colectivo
El equipo observó que las torres naturales de ‘dauer’ se agitaban al unísono, como hacen los nematodos cuando se levantan sobre sus colas para agarrarse a un animal que pasa.
Además, descubrieron que torres enteras de gusanos podían responder al tacto, desprenderse de las superficies y adherirse colectivamente a insectos, como moscas de la fruta, desplazándose en masa a nuevos entornos, explicó el Instituto Max Planck en un comunicado.
Para investigar más a fondo, el equipo creó una torre controlada utilizando cultivos de laboratorio de una especie de nematodo el C. elegans. A falta de alimentos y con un pequeño poste vertical, en ese caso una cerda de cepillo de dientes, los gusanos hambrientos empezaron a autoensamblarse.
En dos horas surgieron torres vivientes, estables durante más de 12 horas y capaces de extender ‘brazos’ exploradores hacia el espacio circundante e incluso de formar puentes para alcanzar nuevas superficies.
Las torres detectan y crecen activamente, “cuando las tocamos, respondieron inmediatamente, creciendo hacia el estímulo y adhiriéndose a él”, señaló Pérez.
Todos los elegans adultos y todos los estadios larvarios del laboratorio se alzaron en torre, por lo que este comportamiento no se limita a la fase ‘dauer’ observada en las muestras silvestres, lo que sugiere que puede ser una estrategia de movimiento en grupo más generalizada de lo que se creía.
Seguirán investigando
Si se comparan con otros sistemas de transporte colectivos en animales —como los bancos de peces o las bandadas de aves— las torres de gusanos son algo diferentes. “Hay un solapamiento físico muy fuerte entre los individuos y muy poca coordinación a larga distancia”, detalla la experta. Además, a pesar de la complejidad arquitectónica de estas estructuras, los gusanos en su interior no mostraron una diferenciación obvia de roles, lo que insinúa una forma de cooperación igualitaria.
“Estamos explorando si existe división del trabajo —lo que sugeriría cooperación— o trampas sociales —lo que sería una competencia entre los individuos— en la formación de torres, ya que solo algunos individuos del grupo logran dispersarse con éxito”.
El nuevo estudio abre un nuevo camino para explorar cómo y por qué los animales se mueven juntos. Además, al tener cuerpos viscosos y sin extremidades, la formación de estructuras altas en gusanos es bastante notable. Si los científicos logran comprender cómo estos organismos no adherentes construyen y mantienen torres, podría inspirar nuevas ideas en mecánica e ingeniería de materiales.
“Aunque aún es temprano, esto podría tener aplicaciones en el diseño de robótica blanda, materiales bioinspirados, o en la comprensión de la mecánica colectiva en otros sistemas biológicos o tecnológicos”, aventura Ding.
Vía DW, Forbes.